'La energía para bailar nos sale de aquí, del corazón', dijo un integrante del Cipote Garabato llevando su mano al pecho cuando el desfile de la Batalla de Flores apenas empezaba, pasada la 1 de la tarde, en el cumbiódromo de la Vía 40.
Como él, la mayoría de los danzantes del desfile que abre el Carnaval de Barranquilla, esperaron aglomerados a la altura de la calle 80 la indicación para empezar el espectáculo para el que con tanta entrega se habían preparado. Allí dio tiempo hasta para atesar el cuero de una tambora, la misma que retumbaría para agitar a todos los carnavaleros ávidos de fiesta.
El sol inclemente, ubicado en ángulo recto sobre el asfalto, que le secundaba en su propósito de brillar y acalorar, enmarcó el ambiente en el que se vivió el arranque del primer día de Carnaval, ese que más gente llama, de todas las latitudes, y que más expectativa genera. El público los esperaba a lado y lado de la vía en palcos, minipalcos y hasta en el bordillo. Las palmas, los vivas y los pases bailadores, ya estaban listos, porque el Carnaval también se baila desde la tribuna.
Imponentes caballos negros de paso, de la Policía Nacional, abrieron el desfile seguidos de decenas de banderas de Barranquilla, que anunciaron la celebración de los 10 años de la declaratoria de la fiesta como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, por parte de la Unesco. El homenaje a los 60 años de Te Olvidé, la canción inmortalizada como el himno del Carnaval, del autor Antonio María Peñaloza, introdujo las danzas de garabato con las que inició el desfile de 84 grupos folclóricos, 16 carrozas y 22 trailers que inundaron el escenario.
Los cabezones, la danza del Congo Reformado, el Cumbión Oro y las Farotas de Talaigua exaltaron las tradiciones que permitieron elevar el Carnaval a patrimonio. La Banda Departamental de Baranoa presentó su versión del popular éxito El Serrucho, la champeta del cantante cartagenero Mr. Black que se escuchó repetidas veces a lo largo del desfile y a la que hicieron alusión gráfica varios de los asistentes al gran evento.
Un perrito pincher que bailó en dos patas, un Hugo Chávez revivido y abucheado por el público, desfilaron antes de que se escuchara en sonido amplificado ¡Qué viva el mejor Carnaval del mundo!, en la voz de la reina María Margarita Diazgranados, que hizo su aparición hacia las 2 de la tarde. Maqui iba a bordo de la carroza que hacía juego con el fucsia de la Luz imperial del Carnaval, como se denomina su vestido, el mismo que lució el jueves en la noche de su coronación como soberana de las carnestolendas. Su paso rápido no evitó que recibiera el cariño de los más fieles de sus súbditos, los que hacen Carnaval desde la tribuna, alentando a los protagonistas. Ella no solo arrojó flores como dicta la tradición, también desde el público recibió unas cuantas en señal de gratitud. 'Curramba la bella está de fiesta por ella', tal como dice su canción.
Sin embargo, no es solo Barranquilla y no hay solo barranquilleros. La Batalla de Flores acogió la presencia de un cumbiambero que vino desde Londres para bailar en la Misma Vaina, enamoró a un grupo de amigas canadienses que se vistieron con tutús rosados para no desentonar y se convirtió en 'lo mejor que he visto en mi vida' para Adriana Arango, una manizalita que visitaba por primera vez la ciudad. Es la fiesta que trasciende fronteras.
Por mejorar. Faltó control para evitar que el público asistente invadiera la vía. Pasada la primera hora del recorrido empezaron a verse personas apostadas en el bordillo, junto a los palcos, tras volarse las vallas de seguridad. Más tarde había decenas sobre la vía del desfile. A pesar de la estrategia de ‘pare y siga’ por parte de los guías de Carnaval S.A. hubo algunos baches durante el recorrido. La espuma, aunque no fue arrojada a los danzantes, sigue utilizándose entre los asistentes.