A pesar de que la polémica medida de ‘Hora Calabaza’ que ha defendido contra viento y marea la Administración Distrital rigió el sábado desde las 11 de la noche, los requerimientos de esta Ley no se cumplieron; pues antes, durante y después de que la Reina del Carnaval, María Margarita Diazgranados, leyera el Bando, la presencia de menores en el evento se hizo notar.
Pese a que a la advertencia era clara, y que la directora de Carnaval S.A., Carla Celia, confirmó que solo se permitiría la entrada de adultos a la zona VIP, en cumplimiento de la Ley de Infancia y Adolescencia que prohíbe que menores de 18 años estén en puntos donde se expenda licor, lo que ocurrió en la Plaza de la Paz fue todo lo contrario, empezando porque dentro de la propia comitiva real se encontraban menores, entre ellos el hermano y los primos de la soberana.
Mientras que en la bocacalle destinada para el ingreso de quienes compraron boletas, en la carrera 46 con calle 50, personal de la Policía de Menores y de la Comisaría de Familia vigilaba el cumplimiento de la medida, y de que en principio se exigiera la cédula a quienes intentaran entrar, aún si estaban en compañía de sus padres, con el pasar de las horas las infracciones empezaron.
El colmo fue que algunos agentes aceptaron fotos de la cédula por vía celular como garantía del documento para aquellos que no lo portaban.
Pero, otra opinión tuvo la secretaria de Gobierno: 'Tal vez se escapó uno que otro, por la multitud, pero después hicimos un barrido en la zona VIP y retiramos a muchos menores. No sé cómo hicieron para ingresar, pero cuando les solicitamos el documento y vimos que no lo portaban salieron'.
Tras el inicio de las presentaciones musicales, la mayoría de adultos abandonó el lugar y fueron los menores los que se apoderaron de la Plaza al son de ritmos de Carnaval.
Aunque asegura que todo estuvo bien en materia de comportamiento y que los asistentes evacuaron con calma, en redes sociales como Twitter los ciudadanos reportaron la presencia de menores hasta altas horas de la madrugada, al tiempo que señalaron que la norma no fue acatada.
Según el jefe de la Oficina de Inspecciones y Comisarías de la Secretaría Distrital de Gobierno, Ricardo Cantillo, durante el evento lo que se hizo fue prevención.
'Hicimos pedagogía desde las 8 de la noche, indicándoles a los menores que debían trasladarse a sus casas de manera voluntaria', argumenta.
Más de 20 funcionarios, entre inspectores y comisarios de familia, fueron dispuestos para controlar la situación. Sin embargo, entre los 3 mil cupos disponibles para VIP y los 8 mil para el resto del público, los rostros que primaban eran los de adolescentes entre los 15 y 17 años.
Los cuestionamientos sobre el retraso del anuncio en tarima de la hora a la que empezaba a regir la medida, 11 de la noche, despertaron el interés de ciudadanos que se preguntaban qué pasó con las dos comisarías móviles a las que serían llevados los infractores de la ley.
En ese sentido, Cassiani respondió que 'cuando por micrófonos se les solicitó a los menores que ya tenían que estar por fuera del evento, porque iniciaba la ‘Hora Calabaza’, se organizaron largas filas para salir'.
Si bien la propia boleta advertía de la prohibición del ingreso de menores, el espectáculo tuvo a muchos de ellos como testigos.
En total, apenas dos adolescentes fueron trasladados hasta la Comisaría Móvil, ubicada en la parte posterior de la Catedral, por presentar documentos falsos. Se les abrió un proceso de responsabilidad penal para adolescentes con Policía de Infancia.
'No estábamos en un solo sitio, la Comisaría Móvil realizó recorridos en todo el sector ', dijo Cassiani, aunque el panorama mostraba lo opuesto.
Para Carla Celia, el espectáculo fue excelente, el orden público fue perfecto y la afluencia también. 'El control fue estricto en la entrada de la zona VIP ', dijo.
Sobre la travesía que debían pasar quienes querían ingresar a la zona VIP también llovieron críticas, debido a que la ubicación de la bocacalle para el ingreso los obligaba a pasar entre la multitud que se agolpaba en la avenida Olaya Herrera, cerca de las escalinatas de la Catedral.
Antes del espectáculo, la secretaria de Gobierno y la directora de Carnaval S.A. tuvieron una acalorada discusión en la zona VIP.
Para el subcomandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, Édgar Muñoz, la presencia menores también dependía de la potestad de los padres.
'La recomendación era que no entraran niños de brazos, mujeres en embarazo o adolescentes que pudieran verse asfixiados en el tumulto. En el caso de la aplicación de la ‘Hora Calabaza’, la norma establece que no pueden deambular menores solos por la calle. En el marco de la celebración del sábado estaban con adultos, y en es sentido la Policía es respetuosa', manifiesta Muñoz, al tiempo que aclara que a los padres sorprendidos con menores solo se les hizo un llamado de atención.
En los alrededores de la plaza, los menores se paseaban entre los carriles de la carrera 46, se agolpaban en la estación de Transmetro y se apoyaban en las vallas de la Policía mientras que la maicena, el agua y la espuma caldeaban los ánimos carnavaleros.
'A pesar de la aglomeración de personal que hubo, el control se ejerció. Los resultados fueron buenos', concluye Cassiani, pese a que la situación evidentemente se salió de las manos.
Finalizadas las presentaciones musicales, se registraron enfrentamientos y hurtos en puntos como la carrera 45 a la altura de la calle 54, donde oficiales de Policía lograron detener a algunos delincuentes.
El término perentorio que establece el acto administrativo mediante el cual se prorrogó la ‘Hora Calabaza’, estipula que hasta el 26 de enero estará vigente la medida. No obstante, los operativos por parte de la Secretaría de Gobierno seguirán, para que en establecimientos públicos donde se consuman bebidas embriagantes no estén presentes menores.
Testimonio de un menor
'Tomé un Transmetro, llegué a las 8:30 p.m. a la Plaza de la Paz y la encontré repleta de gente a la que se le notaba que era menor de edad con botellas en las manos. Tengo 16 años, pero aparento más porque soy alto. En ningún momento me pidieron cédula. Yo sí me iba a devolver a las 10:30 de la noche, pero al ver que en el lado donde estaba, en los escalones, era casi imposible que llegara un policía a pedirme los papeles, porque estaba muy lleno, accedí a quedarme. A dos metros míos había una muchacha con un niño de brazos y entonces yo me preguntaba, bueno y dónde están todas las restricciones que iban a haber, porque yo en EL HERALDO leí que iba a haber policías y CAI móviles. Me fui después de ver a Martín Elías', relató un barranquillero, estudiante de segundo semestre de comunicación social en la Universidad de Cartagena, quien regresó a las 12:30 a.m., una hora y media después de haber empezado a regir la ‘Hora Calabaza’, a su casa ubicada en a los alrededores del Estadio Metropolitano.