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Quienes en el pasado fueron los sastres encargados de coser uniformes, equipos y portafusiles en los tiempos de guerra, ahora desarrollan líneas de ropa para turismo, sudaderas, uniformes de enfermería, tapabocas y otros elementos de bioseguridad para evitar el contagio del coronavirus.

Son los excombatientes de las Farc quienes trabajan en la fábrica de costuras Fariana Confecciones, que está en el corregimiento de Conejo del municipio de Fonseca, en La Guajira y que fue uno de los 37 emprendimientos que fueron sido priorizados en todo el país, en una coordinación tripartita entre Farc, el Gobierno colombiano por medio de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, la Agencia para la Reincorporación y Normalización y el Sena, y Naciones Unidas a través de la Misión y PNUD.

Una de las costureras es María Rojas, quien fue una de las guerrilleras del bloque Caribe o Martín Caballero.

Dice que ahora se dedica a lo que más le apasiona, coser y ayudar a sus compañeros en medio de esta crisis generada por la COVID-19.

'Nosotros necesitamos aplicar aquí, en la vida civil, la solidaridad y el trabajo colectivo que tanto nos enseñaron nuestros líderes', afirmó esperando que su trabajo trascienda y ayude a quienes lo necesitan.

Explica que el equipo de trabajo tiene el reto de producir cerca de 20 mil tapabocas, cuatro mil de los cuales serán para donar a los habitantes de las comunidades y veredas aledañas al antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Amaury Rodríguez de la vereda Pondores.

En las confecciones trabaja con otras once personas, en su mayoría mujeres excombatientes quienes hacen parte de la Cooperativa Multiactiva para la Paz de Colombia Coompazcol, una de las 80 que se han creado en el país para la reincorporación económica de los que dejaron las armas después que se firmó el Acuerdo de Paz.

Los excombatientes explican que esta producción es posible gracias al aporte de instituciones como la Misión de la ONU en Colombia, PNUD y el Consejo Nacional de Reincorporación (componente FARC) y ya han sido distribuidos en ciudades como Villavicencio, Fonseca y el mercado local en La Guajira.