En la calle 14 con carrera 38 de Maicao, La Guajira, todos lloran la absurda muerte de Nohemí Saray Garizao, 26 años, y de su hijo de dos años.
La joven estudiante de enfermería y su primogénito fallecieron electrocutados en el patio de su vivienda.
El niño habría manipulado el cable de la mototomba que su mamá había encendido para lavar la ropa.
Samuel Garizao, hermano de Nohemí, explicó que lo que pudo haber pasado. 'El niño tocó alguno de los cables y se electrocutó, por lo que Nohemí al verlo gritar intentó desprenderlo, pero no pudo y murió junto a él'.
Otra hipótesis que se comenta en la vivienda es que la mujer corrió a desconectar la turbina para evitar que el niño siguiera sufriendo la descarga. 'Ellos estaban solos y fueron encontrados por un familiar que tocó la puerta y al ver que no respondía, entró y los vio tirados en el piso', indicó.
Dijo que su hermana era una mujer muy alegre. 'Vamos a extrañar su alegría, su optimismo, además de mi sobrino, quien era un niño muy inteligente y querido por todos sus tíos', declaró en medio del dolor.
A Nohemí, quien vivía con su esposo y su hijo, le faltaban unos meses para terminar la carrera de enfermería. Samuel asegura que estaba muy entusiasmada porque podría empezar a trabajar.
Johny Delgado, amigo de la familia la describió como una mujer 'echada para adelante y alguien que siempre le buscaba el lado amable a las dificultades. 'La prioridad de Nohemí era su hijo y terminar su carrera para sacarlo adelante, pero esta tragedia cortó esa ilusión y su proyecto de vida', afirmó.
La inspección técnica de los cadáveres fue realizada por el CTI de la Fiscalía.
El teniente coronel Hernán Gómez, comandante del distrito No. 5 de la Policía, lamentó el hecho e insistió en entregar recomendaciones a quienes usan turbina para sacar agua. 'En esta temporada de sequía cuando se usan más cotidianamente estos aparatos, hay que supervisar a los niños, que no estén cerca de los cables y verificar que estos estén en buen estado para no correr ningún riesgo', indicó.
Henry Peñalver, líder de la comunidad, expresó su indignación por el hecho, ya que dice que 'hay que establecer responsabilidades también a quienes prestan el servicio de agua en el municipio porque no cumplen con la normatividad de una presión mínima y por eso tenemos que acudir a las motobombas para jalar el agua hacia las albercas o las plumas'.
Aseguró que en estos momentos el municipio está sectorizado, pero que hay algunos barrios en los que el agua llega cada ocho, diez y hasta quince días.