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Una atmósfera de incertidumbre, rostros preocupados y palabras que pronuncian con miedo. Este es el reflejo de la situación que están viviendo los conductores de los buses en Barranquilla y su área metropolitana, a raíz del asesinato de uno de ellos, un panfleto extorsivo y la detonación de una granada en el interior de la nevada de Coolitoral, ubicada en la entrada del barrio Manuela Beltrán, de Soledad.

'Estamos trabajando con temor, con miedo, con todo', aseveró uno de los chóferes de una de las empresas transportadoras, quien estaba entrando al parqueadero donde ocurrió el atentado con el artefacto explosivo, en la noche de este sábado.

'Hay que salir a trabajar, hay que buscar el sustento de los hijos de uno', contó otro profesional del volante, quien agregó que 'hay varios que no salieron a trabajar hoy, pero cómo se hace, si hay que buscar la comida'.