Documentación, ropa, una radiobaliza de emergencia (un Epirb que indica la posición de un barco), y demás implementos relacionados con la tripulación que iba en el buque 'Carmen I' han ido apareciendo en el mar, lo que solo ha incrementado el misterio de lo que pasó con la embarcación que ya completa 24 días desaparecida en el Caribe.
El tiempo ha dado pie para que familiares y amigos de los tripulantes tomen los comentarios que oían de sus parientes con relación al buque y las fusionen con el de las voces de expertos en navegación. El resultado no es más que una serie de piezas que podrían llevar a despejar los interrogantes de lo que pudo pasar con la nave.
El 'Carmen I' emitió su último mensaje de radar el pasado 21 de enero a 96.5 km de Cartagena. En su interior iban 10 tripulantes: el capitán venezolano y nueve colombianos. Tan solo tres días antes había zarpado desde de un muelle de Panamá y se dirigía hacia Puerto Nuevo, en la Alta Guajira. Venía cargado de electrodomésticos, juguetes y demás artículos.
Nora González, esposa del barranquillero Edgardo Londoño García, quien llevaba trabajando en el barco desde hace más de 9 años, le ofreció detalles a EL HERALDO de la última conversación que tuvo con el padre de sus 4 hijos.
'Siempre hablábamos por mensajería, me decía cómo estaba y cómo se sentía. Dentro de esas conversaciones hubo una que me llamó la atención y guardaba relación con el penúltimo viaje que realizó el barco, es decir, cuando salió de La Guajira hacia Panamá para buscar la carga. Él me comentó que faltando pocos kilómetros para llegar a puerto la nave se averió y le entró agua; entonces, achicaron con bombas para solventar la situación', contó González.
La emergencia, según relató la mujer, 'impresionó' a Londoño debido a que dejaba en evidencia la vulnerabilidad en la que estaban los tripulantes. 'Él manifestó el temor de que si la nave regresaba cargada y pasaba eso mismo el escenario podría ser fatal', indicó la mujer.
Dice González que le pidió en varias oportunidades a su esposo que se alejara de esa vida y que debían buscar otras formas para subsistir. 'Esas travesías no me gustaban, pero él me insistía en que no quería que en casa faltaran las cosas y esperamos a que le llegara la pensión', relató González quien espera que su esposo sea hallado pronto.
Destacó que las autoridades dan al barco como naufragado y los tripulantes como perdidos, pero eso no es algo definitivo. 'Yo creo que ellos están en una isla esperando ser rescatados', dijo.