En casa, Dalila Peñaranda y Carmen Pérez evitan hablar de lo que ocurrió. Se la pasan cada una en sus labores, apoyándose en silencio, con una palmadita en el hombro o, de tanto en tanto, una sonrisa sin aparente motivo. Ambas, aunque a veces lloran, son el soporte para que la otra no se derrumbe.
Después de que se cumplieran sus 15 días de incapacidad, Carmen, de 57 años, regresó al edificio La Ría, en el norte de Barranquilla, para volver a ayudar a la pediatra Dalila, de 38 años, con sus quehaceres; sobre todo porque todavía se estaba recuperando de la lesión en el ojo derecho que le había dejado la brutal golpiza que ambas recibieron el pasado 4 de septiembre, justo en ese mismo lugar.
Ha pasado un mes desde que Dalila y Carmen fueron agredidas, luego de que la primera le pidiera a sus vecinos que bajaran el volumen a la música en la fiesta que llevaban dos días celebrando. EL HERALDO habló con ambas mujeres que, por separado, coincidieron en que se sienten un poco mejor, pero que aún esperan que el proceso avance.
'Yo sigo incapacitada –aseguró Dalila–, pero empecé a ir al consultorio una vez por semana, desde esta semana, porque aún tengo compromiso del ojo'.
Carmen, por su parte, no hallaba las palabras para describir cómo se sentía, pues, aunque aseguró que se han borrado los moretones, los golpes le siguen doliendo y todavía la quiebra el recuerdo de la violencia que presenció.
Sobre ello, la pediatra dijo que 'Carmencita tiene días buenos, y otros no tanto'.
'No es sencillo todo esto. La psicóloga le está haciendo seguimiento, aunque me dijo que ya estaba mejor y yo la veo más tranquila', apuntó Dalila.