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Sentado en una mecedora transcurren los días de Luis Alfonso Flórez Arboleda. Poco queda de aquel hombre vigoroso, que se ganaba la vida dedicado a cualquier ‘maraña’ en las calles de Manuela Beltrán o Soledad 2000.

La vida de Flórez Arboleda, nacido hace 59 años en Ciudad Bolívar (Antioquia) y residenciado hace más de 40 años en el departamento del Atlántico, dio un vuelco radical desde el 28 de enero del año anterior, cuando resultó herido por la explosión del CAI de Soledad 2000.

Luis sufrió graves heridas en la cabeza y diferentes partes del cuerpo, debido a que se encontraba sentado muy cerca del lugar donde detonó el artefacto. Por esa razón estuvo recluido durante cuatro meses en la Clínica General del Norte, hasta que se 'recuperó' y quedó bajo el cuidado de María Arboleda, su hermana.

'Él prestó el servicio en la Policía y quedó enamorado de la institución, por eso se la pasaba en el CAI. Luis ayudaba mucho a los policías, estaba pendiente de ellos', sostuvo.

El estado de salud de Luis se agravó a mediados de septiembre debido a una isquemia que le habría dado como secuela del atentado. Debido a ese episodio perdió el habla y la movilidad, entre otras funciones del cuerpo.

'Yo sola me he hecho cargo de él. A pesar de un problema que tengo en la columna, debo cargarlo para poder limpiarlo y llevarlo a las citas médicas', dijo la antioqueña.

A pesar de tener dos hijos, Luis solamente cuenta con su hermana, quien hizo un llamado a las autoridades para que les tiendan la mano y les cumplan con la indemnización prometida. 'Nadie nos ha ayudado desde ese momento, yo no puedo trabajar porque todo el tiempo debo cuidar de mi hermano. Nuestra única fuente económica es el sueldo mínimo que se gana de mi esposo', sostuvo.