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El atentado terrorista que sacudió esta semana al país y en especial a la Escuela de Cadetes General Francisco de Paula Santander de la Policía Nacional arrugó el corazón de muchos de sus egresados que hoy cumplen con su deber desde distintas posiciones y cargos en todo el país.

EL HERALDO consiguió reunir los testimonios de cuatro oficiales de variado rango que hicieron parte del centro formación de la institución armada, también conocido como la Ecsan y con 78 años de historia.

Todos estos uniformados hoy están vinculados a la Policía Metropolitana de Barranquilla y consideran que su paso por la General Santander ha sido una de las mejores experiencias en sus vidas.

En el seno de la Policía, la Ecsan es la institución de educación superior en la cual se otorga a los oficiales el título académico de pregrado en Administración Policial y en el programa académico de Especialización en Servicio de Policía.

Allí más de 900 cadetes buscan completar su formación institucional como oficiales de la Policía. La Escuela depende directamente de la Dirección Nacional de Escuelas de la Policía Nacional de Colombia, que como entidad de educación superior está conformada por cuatro facultades: Administración Policial, Servicio de Policía, Investigación Criminal y Estudios Policiales Especializados.

Según el reglamento de la Policía Nacional, cuando se realiza la incorporación en la escuela, los estudiantes reciben el grado de cadetes. Su ingreso en esta institución se representa con la entrega simbólica de una daga.

Luego de llegar a su última etapa de formación, son promovidos al grado de alférez y su ascenso se representa con una ceremonia de entrega de sables. Los estudiantes que son distinguidos de la escuela son denominados Cadete o Alférez Brigadier de Escuadra, de Sección y Mayor, bajo su insignia de grado portan unas franjas verticales bordadas.

'Mi papá quería que fuera ingeniero mecánico'

Engelbert Grijalba Suárez es coronel de la Policía y lleva un año como subcomandante de la Metropolitana de Barranquilla. Releva en decisiones al general Mariano Botero Coy y acompaña en la cúpula de mando al coronel Gelver Peña, comandante operativo.

El J2, rango con el que se destaca internamente a Grijalba, entró a la Escuela General Santander en enero de 1990, con apenas 18 años de edad.

'Yo quería vivir una experiencia diferente y mi papá quería que fuera ingeniero mecánico, pero ya en sexto de bachillerato salí con que quería prestar el servicio militar y mi padre me dijo que si me gustaba esa vida más bien no perdiera ese año e iniciara la carrera como mi hermano mayor y así ingresé a la escuela. Lo que yo quería y me gustó de la Policía es que acá uno trata con toda clase de personas, trata con el débil y el poderoso, con el más pobre y con el más rico, con gente amable y con gente violenta, conoce uno personas que aportan y hacen cosas muy positivas, pero también trata con criminales y gente muy negativa y con muchos problemas. En fin es una vida llena de nuevas experiencias', expresa Grijalba.

'Fue la primera vez que me separaba de mi familia y debía convivir en un ambiente totalmente nuevo para mí…'. Por eso, según expertos, el impacto emocional de los jóvenes que resultaron sobrevivientes en el atentado terrorista atribuido al Eln debe manejarse con profesionalismo, pues antes de policías, son muchachos con principios.

Uno de los tantos recuerdos de su paso por la Escuela General Santander fueron las enseñanzas de los oficiales que sirvieron en la formación. 'Nos enseñaron a lograr los objetivos y a cumplir con nuestras responsabilidades sin poner trabas, quejas o alegar'.