En las tablas de la casa de madera pintada de salmón se ven las marcas de la fuerza que emplearon los vecinos para tratar de arrancarlas por la 'desesperación' de apagar el fuego que se inició a las 8:30 de la noche del martes en el interior de la humilde vivienda del sector Loma Roja, en el barrio Me Quejo. Y en los ojos de las personas que intentaron ingresar para evitar que las llamas se propagaran, el desconcierto se transforma en 'ira'.
'Sentimos el olor a quemado y corrimos a ver dónde era. El humo salía de esa casa, pero estaba cerrada con candado. En principio creímos que adentro no había nadie, no sabíamos que estaba el bebé. Intentamos arrancar las tablas para entrar, pero no lo conseguimos, por eso, como pudimos, empujamos la puerta', explica, alterado, uno de los vecinos que ayudó a apagar el incendio.
Sus manos se mueven de forma agitada y se agarra la cabeza. Apunta con el índice a la reja y las paredes ahumadas y hace una señal de negación. 'Cuando entramos vimos el cuarto prendido y se estaba consumiendo el corral, pero no vimos al bebé, todo estaba calcinado. Como a los 10 minutos de estar ahí llegó el papá gritando, diciendo que su niño de tres meses estaba en la cunita. Cuando estábamos echando agua lo observamos y él lo cogió y se lo llevó para el Paso de La Manga'.