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Tensión, angustia y nerviosismo vivieron las personas que obsevaron un curioso accidente en el que milagrosamente el conductor de una tractomula se salvó de morir aplastado por el contenedor que transportaba el pesado automotor.

Frases como 'no era su día', o 'Dios metió su mano para protegerlo', se escucharon entre las numerosas personas que a la 1:30 de la tarde de ayer, en la calle 2 con carrera 38, frente a la entrada de la Sociedad Portuaria de Barranquilla, presenciaron el momento en que la estructura metálica, de aproximadamente cuatro toneladas de peso, se precipitó hacia la cabina de la tractomula conducida por Álvaro Altamar.

Testigos aseguran que el accidente ocurrió porque el conductor del vehículo, de placa TAI-559, hizo un giro y el contenedor se deslizó hacía la parte delantera. La pesada estructura metálica destruyó la cabina del vehículo y milagrosamente Altamar no fue triturado. Empero, las piernas le quedaron aprisionadas entre los hierros de la parte delantera de la ‘mula’. Una máquina del Cuerpo de Bomberos de Barranquilla atendió la emergencia.

El container tenía en su interior un cargamento de materiales reciclables.