Compartir:

Mientras el niño de cuatro años al que su mamá le inyectó raticida en un brazo permanece bajo observación médica en el área de pediatría del hospital Cari de alta complejidad, ella fue trasladada desde la URI de la Fiscalía a la sección mental del mismo centro asistencial para evaluación siquiátrica.

Él llama a su madre permanentemente. Aunque ha estado tranquilo sigue esperando que aparezca. Desde el mismo día del hecho, una madre sustituta del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, está a su lado para suplir la ausencia de la progenitora. Después, un defensor de familia del instituto decidirá sobre su custodia. 

Ella, Yudis Elvira Pacheco Pino tiene 29 años y es madre de otro niño que se encuentra a cargo de familiares paternos. Hace un año había sido atendida por siquiatría por un intento de suicidio, al parecer, por la depresión sicótica que padece, de acuerdo con el siquiatra Pedro Gómez, coordinador del Cari Mental.

En esta ocasión, lo que han establecido preliminarmente los profesionales que la tratan es que habría intentado un suicidio ampliado pues en su momento alcanzó a manifestarle a las autoridades que tenía la intención de hacer lo mismo con su hija. Pacheco llegó el miércoles hasta la estación policial de la Terminal de Transporte y expuso a los agentes lo que le había hecho al pequeño.

Un suicidio ampliado, explicó Gómez, se da cuando una persona considera que lo mejor para sus hijos o para otras personas es que se mueran, al igual que ella. 'En muchas regiones del mundo esto es más común de lo que estamos viendo aquí, donde personas entran en cuadros de melancolía, de depresiones graves, determinadas en gran parte por situación económica y hacen esto. A veces pasa por celos, por despecho, matan a los hijos para que la pareja sufra, como una venganza'.

Pero en este caso particular, reiteró el siquiatra, lo más probable es que haya sido consecuencia de la enfermedad mental. '... ella probablemente sería lo que se llama una inimputable, una persona que por la enfermedad mental ha cometido este tipo de actos. Aquí se confabulan dos situaciones; una enfermedad mental y una situación de abandono y pobreza, entonces surge una solución dramática y terrible'.

Sobre el estado de salud del menor de edad, el toxicólogo Agustín Guerrero, a cargo de su atención, confirmó que es estable, pero aclaró que los exámenes médicos continúan por la necesidad de descartar reacciones posteriores al químico aplicado.

Confirmó que persiste la reacción inflamatoria en el brazo, aunque menos intensa. Además, los análisis no han reportado compromiso de órganos internos. Los exámenes toxicológicos, de hecho, tampoco han arrojado la presencia de veneno. No obstante, teniendo en cuenta que el raticida empleada carece de registro en el Invima, no ha sido posible establecer su principio activo, por lo tanto no está plenamente descartado que haya una reacción negativa posterior.

'Hay sustancias que tienen diferentes componentes y las reacciones son distintas. Hasta ahora el niño no ha presentado ninguna de esas manifestaciones clínicas', ratificó Guerrero.