El Instituto de Medicina Legal, en cabeza de su director regional, Carlos Murillo, y la secretaria de salud Distrital, Alma Solano, entregaron los resultados de los exámenes practicados a los menores que la semana anterior cayeron intoxicados tras la ingesta de agua y otros alimentos, como chuzos, que eran ofrecidos por vendedores ambulantes.
Fueron 31 adolescentes de la Policía Cívica Juvenil los que resultaron con malestares en medio de un evento al que asistían en el estadio Metropolitano, y que era vigilado por uniformados activos de la Policía Nacional. Todos los menores terminaron en distintos centros asistenciales.
El médico Murillo explicó que fueron 160 muestras las tomadas en total a los menores de edad, detallando que 20 fueron de sangre; 20 de orina; 4 a bolsas con agua y el resto a los empaques vacíos, recolectados por uniformados en el lugar de los hechos.
Precisó el director de la regional norte de Medicina Legal que, luego de los procedimientos, solo en las muestras de sangre fue hallado un componente químico llamado ‘clorpirifan’ o ‘clorpirifós’, utilizado como insecticida para cultivos de legumbres.
Este químico, según el médico Murillo, es un tóxico organofosforado de grado II, de los llamados 'moderadamente peligrosos'.
El contacto con el veneno les produjo a los menores una afectación neurotóxica, por lo que resultaron con mareos, cefalea (dolor de cabeza), y convulsión.
El médico Murillo muestra las bolsas decomisadas.
Para la secretaria de salud del Distrito, Alma Solano, la idea más clara sobre la forma cómo se intoxicaron los policías cívicos juveniles tiene que ver con el momento de la manipulación de los empaques plásticos y no con el líquido, tal y como se tenía pensado.
Expresó que, al parecer, en la fábrica de donde salieron las bolsas con agua rociaron la mercancía con dicho insecticida para el control de las plagas, dejándola contaminada de manera inmediata.
'Todo parece indicar que los menores se intoxicaron al llevarse a la boca los empaques. El menor que resultó más grave de todos fue el que se tomó cinco bolsas con agua, es decir consumió muchas más veces el tóxico que sus otros compañeros', dijo Solano.
La Secretaria de Salud recordó a la ciudadanía que es mejor comprar los productos en sitios reconocidos y que, sobre todas las cosas, hay que verificar las fechas de vencimiento antes de su consumo. Apuntó que el empaque del agua con la que resultaron intoxicados los menores no tenía fecha de vencimiento.
Luego, la funcionaria se refirió a estado de salud de los dos jóvenes que, del grupo de los 31, permanecieron más tiempo en el Hospital Adela de Char. Precisó que, pese a lo que sufrieron a causa del tóxico que consumieron, fueron dados de alta a comienzos de semana.
Asuntos legales. Por su parte, el general José Vicente Segura, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, mencionó que en cuanto a la fábrica donde fue empacada el agua con la que resultaron intoxicados los jóvenes tiene una denuncia en su contra por 'suplantación de marca y patente'. 'Este es un proceso que tiene abierto', anotó el alto oficial.
Seguido indicó que otra de estas pequeñas empresas fue sellada recientemente por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, por pésimas condiciones en salubridad.
Insecticida detectado
La OMS, Organización Mundial de la Salud, ha establecido una clasificación de los riesgos de los plaguicidas, según su toxicidad. La clasificación de la OMS para plaguicidas es la siguiente:
• Clase I: altamente peligroso. (0,4 gr matan a una persona de 80 kg). Con un kilo de producto se podrían matar a 2.500 personas.
• Clase II: moderadamente peligroso.
• Clase III: ligeramente peligroso.
• Clase IV: improbable que presente peligro agudo.