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La crisis diplomática entre Brasil y Estados Unidos se agravó este miércoles tras el arancel del 50 % anunciado por el presidente Donald Trump y la respuesta de Brasil, que incluyó la doble convocatoria del encargado de negocios de EE. UU. y una advertencia directa del mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

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El choque tiene como epicentro el juicio penal que afronta el ex jefe de Estado y aliado del republicano Jair Bolsonaro, procesado en la Corte Suprema por supuestamente liderar un intento de golpe de Estado contra Lula, después de perder las elecciones de 2022.

Trump ya entró de lleno en el escenario doméstico brasileño el lunes con un primer mensaje en sus redes sociales para defender de manera incondicional al líder ultraderechista.

Este miércoles dio un paso más al divulgar, antes de que llegara a su destinatario, una carta dirigida a Lula en la que anunciaba un arancel adicional del 50 % a las importaciones brasileñas.

Trump no solo alegó razones comerciales, como ha hecho con otros socios, sino que reveló que decidió gravar los productos brasileños porque, en su opinión, Bolsonaro está siendo “víctima de una caza de brujas”.

“Es una vergüenza internacional. Este juicio no debería estar ocurriendo. ¡Es una caza de brujas que debe terminar INMEDIATAMENTE!”, exclamó.

Asimismo, aludió a supuestos fallos “ilegales” y “secretos” del Supremo para eliminar perfiles dedicados a diseminar noticias falsas contra las instituciones democráticas y, ya por último, mencionó que la relación comercial es desigual, cuando en realidad es ampliamente favorable a la potencia norteamericana.

Y además lanzó esta advertencia a Lula: “Si por cualquier razón usted decide aumentar sus tarifas, sea cual sea el valor elegido, este se sumará al 50 % que aplicaremos”.

Lula responde a Trump

Tras conocerse la misiva, Lula convocó una reunión de urgencia con el núcleo duro de su Gobierno en el Palacio de Planalto, sede del Gobierno, en Brasilia. La respuesta fue doble: diplomática y política.

Primero, Lula compartió una dura nota en la que rebatió punto por punto los argumentos de Trump y avisó que, en caso de que se concrete el arancel del 50 %, responderá con contramedidas.

“Brasil es un país soberano con instituciones independientes” y “no aceptará ser tutelado por nadie”, expresó.

El gobernante sostuvo que el proceso contra Bolsonaro y el resto de acusados, entre los se encuentran varios antiguos ministros y militares de alto rango, “es de exclusiva responsabilidad de la Justicia brasileña y, por tanto, no está sujeto a ningún tipo de interferencia o amenaza que viole la independencia” de los poderes.

Doble convocatoria del encargado de negocios de EE. UU.

En la vertiente diplomática, el Gobierno brasileño convocó al encargado de negocios de la Embajada estadounidense, Gabriel Escobar, jefe de la legación diplomática en ausencia de un embajador, para expresar su protesta.

El diplomático fue recibido por la secretaria para Norteamérica del Ministerio de Exteriores, María Luisa Escorel, según indicaron a EFE fuentes oficiales.

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Tras confirmar su autenticidad, Escorel le dijo que “Brasil devolvía la carta” por ser “ofensiva” y contener “falsedades” y “errores fácticos” sobre la relación comercial bilateral.

Esa fue la segunda vez en el día que Brasil convocaba al representante de EE. UU. en el país sudamericano.

Unas horas antes, Escorel le transmitió al encargado de negocios de la Embajada de EE. UU. su “malestar” por una nota que divulgó esa legación en defensa de Bolsonaro en el marco del juicio por golpismo.

La nota que provocó esa primera convocatoria afirmó que “Jair Bolsonaro y su familia han sido fuertes socios de Estados Unidos” y que “la persecución política contra él, su familia y sus seguidores es vergonzosa e irrespeta las tradiciones democráticas de Brasil”.

En esa reunión, Escorel calificó la declaración de “intromisión indebida” y reforzó que “no le cabe a Estados Unidos manifestarse sobre asuntos internos” que solo le competen al Poder Judicial de Brasil, según dijeron a EFE las fuentes citadas.

Mientras, los industriales brasileños pidieron a ambos países sentarse en la mesa a negociar. En 2024, Brasil exportó a EE. UU. 40.368 millones de dólares en productos brasileños, lo que supuso el 12 % de las ventas totales del país.

Los principales bienes fueron petróleo, café, acero y productos siderúrgicos, que ya habían sido gravados previamente por Trump, la celulosa y pasta de madera, y aviones.

Desde el llamado ‘Día de la Liberación’, el pasado 2 de abril, el Gobierno brasileño estuvo conversando con Washington, a nivel técnico, para tratar de evitar, o limitar, la imposición de nuevas tarifas, que finalmente se hicieron realidad este miércoles.