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Murió como vivió: sencillo, cercano, con los pies en la tierra. Este lunes, el papa Francisco falleció en su residencia de la Casa Santa Marta, a los 88 años, dejando atrás un papado reformador y también un amor por la pelota.

El Vaticano confirmó su muerte a través de un emotivo mensaje en video. Era el fin de un pontificado que comenzó el 13 de marzo de 2013 cuando un jesuita argentino, hincha de San Lorenzo de Almagro, salía al balcón de San Pedro para saludar al mundo.

Antes de convertirse en el primer papa latinoamericano, Jorge Mario Bergoglio fue simplemente “el pibe Bergoglio”, el que jugaba en los potreros de Buenos Aires soñando con ser como Pontoni, Martino o Farro, aquel tridente de oro que hizo historia con el San Lorenzo campeón de 1946.

“Vi casi todos los partidos de ese torneo en casa. Recuerdo cada nombre, cada jugada, como si fuera ayer”, escribiría Francisco en su autobiografía Esperanza (2025), construida a partir de conversaciones con el periodista italiano Carlo Musso.

“Pata dura”, pero feliz

El sumo pontífice jamás ocultó su pasión. “Siempre me gustó jugar fútbol, aunque era un ‘pata dura’, como decimos en Argentina. Jugaba igual, a veces de portero”, contó alguna vez.

“Pata dura” en su barrio era sinónimo de torpe, de tener dos pies izquierdos, pero en su relato, el fútbol no era un asunto de habilidad, sino de alegría, de juego compartido y de barrio.

En la Santa Sede recibió a selecciones, a clubes grandes y chicos, y se le iluminaban los ojos cuando alguien se le acercaba con una camiseta de Argentina o de su amado San Lorenzo.

En vida, confesó que no le gustaba la idea de que el nuevo estadio del club llevara su nombre, pero si el proyecto seguía su curso, el nombre “Papa Francisco” será el que corone el regreso al terreno sagrado del Viejo Gasómetro.

El fútbol, su idioma universal

El papa Francisco vio a su país ganar tres Copas del Mundo: Argentina 1978, México 1986 y Catar 2022. Pero fue el Mundial de Maradona el que más lo marcó. En La vida: mi historia a través de la historia (2024), el periodista Fabio Marchese escribió que su recuerdo más feliz fue el título del ‘10′ en México.

Años después, Francisco le preguntó directamente a Diego cuál fue “la mano” del gol inmortal contra Inglaterra. “En la cancha era un poeta”, dijo el Papa en 2021. “Un gran campeón que dio alegría a millones, aunque era un hombre muy frágil”.

Y no solo lo dijo de Maradona. En su paso por el Vaticano saludó a leyendas como Gianluigi Buffon o Lionel Messi, a quien recibió con especial afecto. Incluso tenía un lazo de sangre lejano con otro ídolo argentino: Omar Sívori, el primer “Pibe de Oro” antes de que ese apodo se lo llevara Diego.