Por Chauqui Ajami, consul de Palestina en Barranquilla
Cada 29 de noviembre se conmemora el día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Esta fecha, recuerda aquel 29 de noviembre de 1947, momento en el cual la ONU creó artificialmente el Estado de Israel sobre el suelo de Palestina histórica, creando no solo las bases para el genocidio palestino a manos del fundamentalismo sionista israelí, sino abriendo uno de los episodios más costosos en términos humanitarios de todo el siglo XX.
Palestina histórica, una tierra y una sociedad construidas por la multiculturalidad y la plurirreligiosidad recibieron por siglos a peregrinos cristianos, judíos y musulmanes que buscaban acercarse a sus lugares santos. Es posible recordad que en la Palestina Turca -aquella Palestina que aunque árabe estaba dominada por el imperio turco hasta el fin de la primera guerra mundial- existía un diálogo entre las tres religiones. Judíos, musulmanes y cristianos tenían cabida e incluso los líderes turcos apoyaron la restauración de varios templos cristianos como la basílica de la Natividad o el templo del monte de la tentación -en el valle del río Jordán-. Por tanto, nunca hubo ninguna prohibición para que los 'judíos' fueran a una tierra con la cual, al igual que cristianos y musulmanes, tenían algún significado religioso.
En otras palabras, la creación artificial de Israel no fue por temas culturales, históricos o religiosos. En su lugar, hubo intereses geopolíticos que aún hoy se mantienen.
Entre 1947 y mediados de los 50, Israel tuvo su infancia a costa de realizar una limpieza étnica de la población palestina que arrojó a casi un millón de personas a la diáspora. Después de 1967, Israel desafiando el ordenamiento internacional contemporáneo, invadió el resto del territorio palestino e instauró uno de los regímenes de ocupación militar más mortíferos del siglo XX y lo que va del XXI. A partir de entonces se ha dedicado a construir colonias en suelo ajeno intentando crear un mosaico artificial de justificaciones, que van desde 'motivos de seguridad' hasta promesas divinasEs por ello que hoy, parlamentarios israelíes -e incluso ministros- se pasean amenazantes en marchas que gritan 'muerte a los árabes', entran a aldeas palestinas armados y animando a otros colonos a seguir sus pasos, promueven la figura de Baruch Goldstein -el terrorista fundamentalista israelí que en 1994 asesinó a una treintena de palestinos en la Mezquita de Hebrón- o creen que Meir Ettinger -el colono que prendió fuego en 2015 a la familia palestina Dawabshe- es una especie aberrante de héroe.
Así las cosas, la misma ONU, en un acto de remordimiento temeroso, decidió en 1977, que cada 29 de noviembre se debía conmemorar el Día internacional de Solidaridad con el pueblo palestino. Pero ¿es esto suficiente?
Hoy Palestina enfrenta cuatro retos. El primero de ellos, el silencio de la comunidad internacional frente a los crímenes de guerra y violaciones a las resoluciones de las ONU que comete Israel a diario. El segundo, la creencia popular que Israel es la víctima y no el victimario. El tercero, la contradictoria lógica del sionismo cristiano que argumenta que Israel cumple mandatos divinos y que no está mal que asesine palestinos. El cuarto, la influencia de la propaganda sionista que acusa de antisemita -a pesar que antisionismo no sea antijudaísmo- a cualquier crítico y por último, el tiempo, que ante la inacción del mundo, juega a favor del ocupante.
Es hora de dejar de lado las solidaridades de labios hacia afuera y en su lugar, tomar medidas que lleven al fin de la ocupación israelí y que obliguen a Tel Aviv a cumplir las normas internacionales, propias de cualquier Estado que presuma algo de civilidad.