Las elecciones generales de Nicaragua, en las que se espera una nueva reelección del sandinista Daniel Ortega, en el poder desde el 2007, se han caracterizado este domingo por una escasa participación debido a que, para muchos, el resultado está determinado de antemano.
El camino para el quinto mandato de Ortega y cuarto consecutivo quedó allanado cuando la Policía Nacional, que dirige un consuegro del mandatario, arrestó a siete posibles candidatos presidenciales de la oposición que se perfilaban como sus principales rivales y que podían servir de contrapeso.
Otros dos aspirantes disidentes se marcharon al exilio alegando razones de seguridad.
Sin competencia electoral, la jornada se ha centrado en otros dos ejes: el nivel de participación y la legitimidad que tendría Ortega, quien, por su lado, consideró que lo que está en juego es la paz o el 'terrorismo', esto último, según él, promovido por la oposición excluida de los comicios.