Compartir:

Miles de partidarios tanto del izquierdista Pedro Castillo como de su rival Keiko Fujimori marcharon en Perú para defender o combatir, en sendas movilizaciones simultáneas, los intentos de la líder derechista para impugnar y anular miles de votos de las elecciones presidenciales en las que salió perdedora.

En diversos puntos del país, pero sobre todo en Lima, los ciudadanos de uno y otro bando portaban prácticamente los mismos símbolos –omnipresentes las banderas y los colores de Perú– y coreaban eslóganes muy parecidos en defensa de la patria, el voto y la democracia, pero con visiones radicalmente opuestas de su significado.

Por un lado, se exigía el respeto a los resultados del domingo 6 de junio, se protestaba ante los intentos fujimoristas por revertir los resultados con maniobras legales y, fundamentalmente, se alertaba y prevenía de los actos de sectores de la derecha para evitar la proclamación del maestro rural como presidente de Perú, aunque eso suponga violar el orden constitucional.

Desde el otro lado se pedía, bajo el categórico lema 'respeta mi voto', proteger al país del 'comunismo', 'exigir la verdad' sobre las elecciones y combatir 'el fraude electoral'.

Fujimori protagonizó la marcha en la capital, tal y como ya hizo la semana pasada, en esta ocasión acompañada por la plana mayor de su partido y los más estrechos aliados de su campaña.

No existe ninguna prueba fehaciente de que en las elecciones peruanas se haya cometido fraude alguno, tal y como insisten en señalar las autoridades electorales y los grupos de observadores internacionales que acompañaron todo el proceso, entre ellos los enviados por la Organización de Estados Americanos (OEA). La empresa encuestadora IPSOS, la más reconocida del país, publicó un análisis estadístico sobre los resultados en el que 'no se encuentra evidencia' de fraude.