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La demócrata Nancy Pelosi resultó ayer reelegida como presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU. con el desafío de revivir la economía y aprobar medidas para hacer frente a la pandemia con una estrecha mayoría, que no se había visto en esa cámara en 20 años.

Con 216 votos a favor y 209 en contra, Pelosi se aseguró suficientes votos para mantenerse en el puesto de presidenta de la Cámara de Representantes, para que el que fue elegida en 2019 y que coloca a quien lo ocupa como tercero en la línea de sucesión presidencial, por detrás del vicepresidente.

Pelosi, que también ejerció este cargo entre 2007 y 2011, se mantuvo durante la votación sentada en su escaño en silencio, aunque asentía o sonreía cada vez que algún compañero de bancada votaba por ella a viva voz.

Cuando se leyeron los resultados oficiales y Pelosi fue declarada ganadora, la Cámara de Representantes rompió en aplausos. La demócrata, vestida con un traje claro, agradeció la ovación saludando con la mano y chocando su codo con uno de los legisladores.

A pesar de que Pelosi no se enfrentaba a ningún oponente, tenía que superar dos problemas para ser reelegida: la posibilidad de que algunos demócratas rompieran filas y el riesgo de que otros decidieran no viajar a Washington D.C. debido a la pandemia de la Covid-19, algo que finalmente no se produjo.

En las elecciones del 3 de noviembre, en las que Joe Biden salió elegido presidente, los demócratas perdieron diez escaños en la Cámara de Representantes y, aunque consiguieron mantener la mayoría, se quedaron con el margen más estrecho que cualquier partido ha tenido en esa cámara en los últimos 20 años.

Desde ayer, los demócratas ocuparán 222 escaños en la Cámara de Representantes, mientras que los republicanos tendrán 211.

Debido a esos números, la líder demócrata solo podía perder un puñado de votos si quería mantenerse en el cargo.