Cerca de 1.000 millones de personas en todo el mundo siguieron hace diez años minuto a minuto la 'Operación San Lorenzo', el rescate más grandioso de la historia y cuyo impacto mediático se compara con la llegada del hombre a la Luna.
Hay pocos chilenos que no recuerden lo que estaban haciendo aquel 13 de octubre de 2010, cuando 33 mineros que llevaban enterrados más de dos meses a 700 metros de profundidad en una mina del norte de Chile fueron sacados de las entrañas de la tierra gracias a una épica proeza en la que llegó a participar la NASA.
'Estábamos frente a una situación inédita. En desastres similares, se había optado por abandonar y ese era el gran temor que tenían las familias', recordó a Efe René Aguilar, segundo al mando del rescate.
El desafío que tenían enfrente era descomunal: la única vía de acceso a la vieja mina San José, a 830 kilómetros al norte de Santiago, había sido bloqueada por una roca de 200 metros de alto.
El desplome ocurrió el 5 de agosto por una combinación de negligencias de la empresa dueña del yacimiento, que salió absuelta en el proceso, y a una falta de fiscalización de las autoridades de Chile, el primer productor de cobre del mundo.
'Esto se sabía desde hace mucho tiempo atrás. La mina crujía. Algunos decían que era porque se estaba acomodando y que nunca se iba a taponar el camino', explicó a Efe Jorge Galleguillos, uno de 'Los 33'.