Shinzo Abe anunció hoy su renuncia como primer ministro de Japón, una decisión que tomó el lunes pasado pero que solo confirmó este viernes para cerrar los últimos flecos de su gestión, la más prolongada en la historia del Japón moderno.
Abe, de 65 años, notificó hoy su intención de dimitir por las mismas razones de salud que hace trece años motivaron su primera renuncia como primer ministro: la colitis ulcerosa crónica que viene sufriendo desde que era adolescente.
'Si se está enfermo y no se está en buena forma física, no se deben tomar decisiones políticas importantes ni dejar de producir resultados', afirmó el primer ministro en una rueda de prensa en la sede de la Jefatura de Gobierno.
Abe se presentó ante los periodistas sin señales de deterioro de salud, con apariencia de que se sentía aliviado por la decisión, que, al parecer, venía rumiando desde hace un mes, cuando los médicos detectaron signos del mal que forzó su dimisión en 2007.
Según relató hoy, en junio pasado tuvo un chequeo regular y se encontraron señales de que estaba regresando la colitis ulcerosa crónica, y a partir de entonces comenzó a ser tratado con un nuevo medicamento.
'El nuevo fármaco exige monitorio continuo'
'Desde el mes pasado mi salud se ha deteriorado, y he perdido mucha fuerza (...). El nuevo fármaco que me están administrando exige un monitoreo continuo', relató Abe.
Teniendo en cuenta que no puede 'producir los resultados' deseados en su gestiones gubernamentales, optó decidido presentar su renuncia porque, según dijo hoy, 'en política lo más importante es generar resultados'.
Tuvo análisis médicos el 17 y el 24 de agosto, pero los portavoces venían insistiendo una y otra vez que el primer ministro gozaba de buena salud y rechazaban que tuviera deseos de renunciar.
Pero después de las pruebas que le hicieron el lunes pasado, donde le confirmaron el diagnóstico y le dijeron que el tratamiento nuevo exigía una atención muy estrecha, decidió que era momento de dejar la jefatura de Gobierno.
'Durante ocho años he podido manejar bien mi enfermedad, y he sido capaz de dedicarme por entero a mis obligaciones como primer ministro', agregó, pero ahora añadió que había decidido que ese mismo mal le obligaba a abandonar el poder.
Abe dijo que la decisión que adoptó el lunes no la consultó 'con nadie más', y sólo la dio a conocer este viernes, en una rueda de prensa que, en principio, sólo iba a hablar sobre las políticas contra la pandemia de coronavirus y detallar sus problemas de salud.
Optó por darse plazo de varios días antes de hacer el anuncio para completar una serie de decisiones para luchar contra la Covid-19, algunas de las cuales delineó hoy en su rueda de prensa, en los siete minutos previos a que anunciara su dimisión.
2.799 días como Primer Ministro
La última visita al hospital, el pasado lunes, coincidió con un récord en su gestión: 2.799 días seguidos como primer ministro, el período consecutivo más largo en la historia reciente del país.
Ya el 20 de noviembre pasado se había convertido en el jefe de Gobierno con más tiempo en el poder, uniendo tanto su actual mandato como el anterior.
Aunque los periodistas le consultaron varias veces si tenía preferencias por su sucesor, Abe evitó dar nombres concretos, aunque insistió en los desafíos que tendrá para controlar la pandemia de coronavirus, su reto más difícil en la última etapa de su gestión.
El sucesor debe salir de las filas del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), cuya dirección, según dijo Abe, estaba ultimando hoy mismo el proceso para proponer el candidato que será elegido previsiblemente por la Dieta (Parlamento).
En la anterior ocasión, cuando Abe renunció en 2007, ese proceso se prolongó un par de semanas, y está por conocerse en detalle el sistema que elegirá el PLD para designar al candidato, diferente al que existe en un proceso rutinario de nominación.
Abe tenía que dejar el liderazgo del PLD en septiembre de 2021, lo implicaba su salida del Gobierno, algo que está haciendo ahora forma anticipada, forzada por su problemas de salud, lo que abre una intensa etapa política para seleccionar a su sucesor.