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Theresa May jugó el miércoles su última carta para salvar su impopular acuerdo de Brexit prometiendo dimitir en cuanto logre sacar al país de la UE, al tiempo que los diputados mostraban su falta de consenso votando contra todas las propuestas alternativas.

Tras acordar un corto aplazamiento en la fecha del Brexit, inicialmente prevista para este viernes, la UE advirtió que si Reino Unido no adopta esta semana el acuerdo negociado entre Londres y Bruselas, el país deberá presentar un plan B antes del 12 de abril.

Con la intención de encontrar una salida, el Parlamento arrebató al gobierno el control de la agenda de debates y emprendió el estudio de ocho alternativas al acuerdo de May, desde un Brexit suave hasta la anulación del proceso pasando por la organización de un segundo referéndum.

Sin embargo, en una cámara muy dividida entre euroescépticos y proeuropeos, el resultado no sirvió para sacar nada en claro: los diputados votaron en contra de todas las propuestas.

'Aquí no hay opciones fáciles, no hay un camino sencillo', dijo el ministro del Brexit, Stephen Barclay. Esto 'refuerza nuestra visión de que el acuerdo negociado por el gobierno es la mejor opción', agregó, llamando 'a todos los diputados de la cámara, en nombre del interés nacional, a respaldarlo'.

El texto ya fue estrepitosamente rechazado dos veces, el 15 de enero y el 12 de marzo, por los diputados pero May decidió el miércoles poner toda la carne en el asador en un intento desesperado por lograr sacarlo adelante en una votación que podría tal vez organizar este viernes.

Para poder esperar que el texto sea aprobado, May necesita convencer al menos a 75 de sus propios legisladores rebeldes, varios de los cuales habían pedido que abandonase las riendas del partido, del gobierno y del Brexit.

Así que la líder conservadora los reunió y les dijo: 'Sé que a algunos de ustedes les preocupa que si votan a favor del Tratado de Retirada, lo tomaré como un mandato para pasar rápidamente a la segunda fase de negociación (...) No lo haré'. 'Sé que existe el deseo de un nuevo enfoque -y un nuevo liderazgo- en la segunda fase de las negociaciones de Brexit, y no me opondré a ello', prometió.