Compartir:

Tiene cuatro paredes, una puerta, ventanas, un techo y una chimenea pero es invisible a simple vista. La ‘casa más pequeña del mundo’ se mide en micras y extiende los límites de lo infinitamente pequeño.

Este es uno de los proyectos estrella del Instituto FEMTO-ST de Besançon, en el este de Francia, digno heredero de la tradición relojera de esta ciudad.

Ancho: 10 micras. Largo: 20 micras. Alto: 15 micras. Estas son las dimensiones de esta microcasa del departamento de nanorrobótica del Instituto FEMTO-ST.

Esta proeza tecnológica es 'más pequeña que el diámetro de un vello del brazo', explica uno de sus creadores, Jean-Yves Rauch. 'Extendemos los límites de la precisión y del tamaño de los objetos', se entusiasma este apasionado investigador.

'Nadie más en el mundo puede ensamblar esta microcasa, debido a la precisión requerida', dice Michaël Gauthier, subdirector de FEMTO-ST, un laboratorio asociado al Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS).

Esta microcasa fue 'construida' en laboratorio, en una cámara de vacío de 60 cm3. En el interior hay un microscopio electrónico capaz de aumentar un millón de veces una imagen, un cañón de iones que hace de soplete y un robot para mover los objetos y las partes de la casa.

Los investigadores controlan el robot y el cañón de iones a través de una computadora ubicada junto a la cámara de vacío. El cañón de iones corta el patrón de la casa sobre una membrana de vidrio de 1,2 micras de espesor (una micra = una milésima de milímetro). Los muros, el techo y la chimenea completan el edificio.

Esta innovación fue ideada y realizada por el centro de investigación para 'demostrar el poder' de su nuevo sistema de microrrobótica, la plataforma 'μRobotex' (Microrobotex), que supera los límites de las nanotecnologías ópticas mediante la combinación de varias tecnologías existentes.

'Revolucionaria'

'Nuestra casa tiene todas las capacidades técnicas y tecnológicas, es revolucionaria en comparación con lo que se hace hoy en términos de precisión y ensamblaje robótico', dice Jean-Yves Rauch.

Con este avance, 'fibras ópticas delgadas como el cabello humano pueden insertarse en lugares inaccesibles como los motores de reacción y los vasos sanguíneos para detectar niveles de radiación o moléculas virales', dicen los investigadores.

Aclamada en mayo por la revista estadounidense Journal of Vacuum Science and Technology A, esta innovación del departamento de nanorrobótica de FEMTO-ST se inscribe en la tradición del trabajo de precisión propio a la relojería.

En Besançon, la capital de la relojería francesa desde finales del siglo XVIII, 'existe un ecosistema y una experiencia industrial orientada hacia las microtecnologías y la alta precisión, que se encuentra solo en nuestra región y en Suiza', señala Gauthier.

'El departamento de nanorrobótica, cuyo equipo es el más grande de Europa con aproximadamente cincuenta miembros, ha heredado esta cultura de la medición precisa del tiempo y la precisión de las piezas', agrega el subdirector.

Con más de 700 investigadores y un presupuesto anual global de 39 millones de euros, el instituto es una de las unidades de investigación más grandes de Francia en las disciplinas de las ciencias de la ingeniería, la información y la comunicación.

Sus trabajos de investigación irrigan campos industriales tan diversos como la energía, el transporte, la salud, las telecomunicaciones, el espacio, la instrumentación y la industria del lujo.