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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reafirmó las controvertidas medidas contra familias de inmigrantes en la frontera, a pesar del creciente escándalo por los miles de casos de separación familiar.

'Estados Unidos no será un campo de inmigrantes, y no será un complejo para mantener refugiados. No lo será', dijo el mandatario, quien llegó a mencionar la crisis migratoria en Europa para justificar sus criticadas medidas internas.

Según el mandatario, entre los inmigrantes que buscan entrar al país hay personas 'que pueden ser asesinos y ladrones, y muchas cosas más. Queremos un país seguro, y eso empieza en la frontera. Y así será'.

De acuerdo con datos oficiales repasados al Senado, entre el 5 de mayo y el 9 de junio 2.342 niños fueron separados de sus familias al ingresar clandestinamente al país, en una medida que desató una ola de indignación generalizada en el país.

La controversia es de tal magnitud que Trump se refirió al tema durante una ceremonia en la Casa Blanca dedicada al programa espacial estadounidense.

En su discurso, Trump dijo que 'si uno mira lo que ocurre en Europa, lo que ocurre en otros lugares... no podemos permitir que eso ocurra en Estados Unidos. No bajo mi mando'.

Poco antes, en una serie de mensajes en Twitter, Trump se había referido al 'gran error' de Europa de permitir la entrada a su territorio de 'millones de personas que han cambiado su cultura de forma tan fuerte y violenta'.