Las circunstancias del asesinato en París de una anciana judía, acuchillada y en parte carbonizada, se van aclarando pero persisten las sombras. Por ahora hay dos sospechosos que se acusan el uno al otro, declaraciones vagas y un móvil confuso.
El 23 de marzo por la tarde, una vecina llamó a los bomberos por un conato de incendio en el apartamento de Mireille Knoll, de 85 años, a la que encontraron en la cama con el lado izquierdo carbonizado y 11 heridas de arma blanca (de entre tres y cuatro centímetros de profundidad).
'La muerte se produjo antes del incendio' y 'no hay rastro' de que ella se haya defendido, afirma la policía en el atestado al que tuvo acceso la AFP.
En el apartamento, los investigadores constataron que el incendio se originó en cuatro focos y que los hornillos de la cocina de gas estaban abiertos. La llave general del gas estaba cerrada, lo que quizás evitó una explosión.
Unos testigos vieron en el edificio a dos hombres, que fueron detenidos rápidamente y acusados de 'homicidio voluntario'. La fiscalía de París lo considera un crimen de carácter antisemita.
Miles de personas, entre ellas numerosos políticos, se manifestaron esta semana en París por este crimen que ha conmocionado al país.
Uno de los sospechosos, Yacine Mihoub, de 28 años, es un hombre 'solitario' con 'problemas de adicción al alcohol', según sus allegados. Hace tiempo que conoce a Mireille Knoll, enferma de Parkinson, porque su madre vive en el mismo edificio.
Es de personalidad inestable. En el pasado 'amenazó con quemar el inmueble' de su madre y 'con hacer saltar' por los aires el comercio en el que trabajó antes de que lo despidieran. Fue ingresado en la enfermería psiquiátrica de la prefectura de policía.
Estuvo unos meses en la cárcel -hasta septiembre de 2017- por haber agredido sexualmente a una adolescente de 12 años, hija de la empleada de hogar de Mireille Knoll.
El otro sospechoso, Alex Carrimbacus, un vagabundo de 21 años, cometió varios robos y también pasó por la cárcel, donde conoció a Yacine Mihoub.