El papa Francisco regresaba este lunes de América Latina tras uno de los viajes más duros de su pontificado, en el que fue obligado a pedir disculpas por haber exigido 'pruebas' a las víctimas de abusos sexuales que acusan a un obispo chileno.
El sexto viaje a América Latina del argentino Jorge Bergoglio, primer papa latinoamericano de la historia, tuvo contrastes.
Fervor exaltado por parte de los peruanos presentes en masa para saludarlo, en un país en que la religiosidad popular aún es vibrante. Pero con una acogida más apagada en Chile, donde los escándalos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos empañan la imagen de la Iglesia, en una sociedad cada vez más alejada de ésta.
'Este ha sido un viaje, como se dice en español, 'pasteurizado', como la leche, pasando del frío al calor y del calor al frío', resumió ya en el avión.
Este lunes, el papa pidió 'disculpas' a las víctimas de abusos sexuales, tras el escándalo provocado en Chile por su apoyo a un controvertido obispo debido a que no hay 'pruebas' contra él.
'El día que me aporten una prueba contra el obispo Barros, lo hablaré con ustedes. No hay una sola prueba contra él. Todo es calumnia. ¿Está claro?', había dicho el jueves pasado ante periodistas chilenos.
En un país en el que el catolicismo pierde terreno, Francisco chocó al defender a monseñor Juan Barros, obispo sospechoso de haber guardado silencio sobre los actos de un viejo cura pedófilo apartado del sacerdocio por el Vaticano.
Algo esencial 'es lo que sienten las víctimas de abusos. Y debo pedir disculpas, porque la palabra prueba ha herido a muchas víctimas. Pero yo tengo que buscar la evidencia. Y pido disculpas. Es una herida (hecha) sin quererlo', reconoció de regreso al Vaticano.
'Vergüenza' por los abusos
En Chile, el Sumo Pontífice ganó puntos al expresar su 'vergüenza', y recibir a dos víctimas de abusos, con las que 'rezó y lloró', según el Vaticano.
'El caso de (el obispo) Barros se estudió, se reestudió, y no hay pruebas. Es lo que quise decir. No tengo pruebas para condenarlo. Y si yo condenara sin prueba o sin certeza moral, cometería yo un delito de mal juez', dijo Francisco, que cree en la inocencia del obispo.
El sábado, el cardenal Sean Patrick O'Malley, quien dirige una comisión antipedofilia en el Vaticano, destacó la sinceridad de Francisco, y afirmó que éste aboga por la tolerancia cero ante la pedofilia en la Iglesia.
La etapa chilena también estuvo marcada por incendios de iglesias fomentados por una minoría reivindicativa de los indígenas mapuches, cuyos derechos sin embargo el papa defendió. Además, una vez más decepcionó a sus compatriotas evitando Argentina, país que sobrevoló.
Más allá de estas polémicas, en Chile vivió momentos fuertes, como la visita a una cárcel de mujeres con muchos niños, en Santiago. 'Estuve muy emocionado durante este encuentro, una de las cosas más bellas de este viaje', confió Francisco, con los ojos empañados ante los testimonios desgarradores de las presas.
Otro momento fuerte fue el aterrizaje en plena selva amazónica en Perú, una novedad para este pontífice preocupado por el cambio climático y la suerte de los pueblos indígenas que viven en la precariedad. 'Es evidente que este acontecimiento ha sido una señal al mundo', juzgó.
En Perú, Francisco sintió 'la calidez de la gente', 'un pueblo que sale para expresar su alegría y su fe', como demostró en una misa, el domingo, a la cual asistieron 1,3 millones de personas a pesar de un sol de justicia.