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El pasado domingo, 15 de octubre, se realizaron elecciones regionales en Venezuela. Han sido controvertidas, pues se realizaron con un año de atraso; además, se habla de fraude electoral en favor del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, hoy en el poder. Los resultados arrojaron un arrasador triunfo del chavismo en 18 de las 23 gobernaciones en juego. La Mesa de Unidad Democrática, MUD, no ha reconocido los resultados por considerarlos fraudulentos, pese a que algunas de sus organizaciones participaron en el juego político. Parte de la comunidad internacional le ha hecho eco a las declaraciones de dirigentes de la MUD y se han abstenido de avalar el resultado.

El proceso electoral regional en mención es un paso más de la cúpula dirigente del PSUV para continuar en el poder. Estas tácticas utilizadas no son nada nuevo en la historia política mundial. El padre y creador de las mismas fue el dictador ruso José Stalin, quien, desde su posición de Secretario General del Partido Comunista Soviético, fue tomándose los hilos del poder hasta establecer un sistema cerrado, el cual fue impuesto por la fuerza en los países de la llamada Cortina de Hierro, después de la Segunda Guerra Mundial.

Algunos antecedentes

En América, este ejemplo, con algunas variaciones, fue implementado en Cuba después de la llegada a La Habana de las columnas guerrilleras que sacaron del poder a Fulgencio Batista. Fidel Castro, en total desacuerdo con la política norteamericana, optó por recibir ayuda de Moscú, comenzando con el tránsito deliberado hacia el establecimiento de un régimen distinto, a imagen y semejanza del construido en URSS. Poco a poco hubo procesos de recortes de libertades civiles y violaciones de los Derechos Humanos en la URSS y en Cuba, con la única diferencia de que el dictador Stalin lo hizo de manera descarada por no contar la humanidad en aquellos tiempos con los medios tecnológicos necesarios para documentar las atrocidades cometidas en el país de los soviets. Acabó con todos los opositores a su régimen político dictatorial. León Trotsky no se salvó de la mano de Stalin y fue el último opositor al régimen asesinado burdamente por un infiltrado soviético en la ciudad de México.

En Cuba las cosas fueron un poco diferente por dos razones lógicas: estaba a 90 millas de los EEUU y las comunicaciones ya habían avanzado tanto tecnológicamente que no era fácil para Fidel Castro llevar al país a un régimen totalitario de partido único y unipersonal sin que la opinión pública internacional se enterara. Todos los movimientos iban dirigidos a acabar con la oposición, no por medios violentos, pero sí con cárcel o expulsiones del país. Resultado: una copia calcada del régimen estalinista en una isla tropical del hemisferio occidental.

El difícil camino

La existencia de estos regímenes totalitarios ha demostrado que la historia no se puede adelantar y que los procesos históricos tienen su dinámica. El intento de acercar a voluntad el sistema económico socialista planteado por Marx no dio ni podía dar los resultados esperados, razón por la cual casi todos se han caído como castillo de naipes.

En Venezuela, el proceso ha sido distinto, pero muchos especialistas internacionales coinciden en que el camino conduce hacia la zona en que predominan las ideas socialistas. Así mismo, tales especialistas están de acuerdo en que el rumbo es incierto en tanto que la población ha empeorado su situación de vida, aunque se atribuyen algunos logros y beneficios sociales.

¿Futuro? Chávez-Maduro

El camino en Venezuela fue el más largo, pero el más seguro. Utilizando como propaganda política los altos índices de corrupción durante años de la dirigencia bipartidista Adeco/Copei, la existencia de grandes sectores de población en miseria y sin oportunidades, Hugo Chávez manejó su popularidad y carisma para comenzar el proceso de transformación política y económica y establecer un régimen de partido único. La Venezuela de Nicolás Maduro ya no es la de Hugo Chávez, quien ganó 19 elecciones consecutivas con un margen de transparencia bastante amplio. Con la muerte prematura de Chávez, Maduro llegó al palacio de Miraflores con una economía en receso por la caída estrepitosa de los precios del principal aportante a la economía nacional: el petróleo. Entonces, se aplicaron nuevas tácticas políticas: el desprestigio de los opositores a su gobierno, encarcelamiento, inhabilidades políticas y un Consejo Nacional Electoral surgido como tabla de salvación del régimen. Esto, sumado a la usurpación de funciones de la Asamblea Nacional por parte del Tribunal Supremo de Justicia, son los pasos que allanan el camino hacia un partido único y economía dirigida desde el centro. Caminos diferentes con una única meta: copar todas las ramas del poder.

Oposición: ¿Y ahora qué?

La oposición en Venezuela pareciera extraviarse lentamente en un laberinto sin salida. El enfrentamiento entre sus dirigentes ha creado peligrosas divisiones que abren más el camino al oficialismo, cuyo triunfo fortalece sus filas y los prepara para las próximas elecciones de alcaldes. En ese sentido, según los analistas imparciales, la oposición tiene la palabra, pues su presencia es imprescindible para que la democracia, en sentido amplio y estricto, permita que el pueblo avance en sus aspiraciones de bienestar social.