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Seguramente la noche del miércoles y la madrugada del jueves no fueron las mejores para el presidente de la República, Juan Manuel Santos, ni tampoco para su equipo de gobierno, todo por cuenta del baldado de agua helada que dejó caer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre los esfuerzos del país en su lucha contra los cultivos ilícitos.

'El Gobierno de EE.UU. consideró muy seriamente designar a Colombia como un país que ha fallado de una manera clara en adherirse a sus obligaciones bajo los acuerdos internacionales de lucha contra las drogas', señala la información que fue dada a conocer desde Estados Unidos y en la cual además se hace referencia al crecimiento de los cultivos y producción de coca en estos últimos tres años.

Este hecho de inmediato trajo a la memoria la época del expresidente Ernesto Samper, cuando Colombia fue puesta en la lista negra.

'Uno no sabe a qué atenerse con este señor', aseguró Benjamín Herrera, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Javeriana, quien cuestionó fuertemente las contradicciones en las que ha caído el mandatario estadounidense.

Y es que a pesar de cuestionar la determinación por parte del Gobierno Nacional en enfrentar este flagelo, el pronunciamiento estadounidense avala el papel de las Fuerzas Militares y de Policía, al punto de ser esta la razón por la cual no se adoptó de una vez la descertificación, tal como sí sucedió con países de la región como Bolivia y Venezuela.

'¿Y es que acaso el presidente de la República no es el comandante supremo de las Fuerza Militares?', se preguntó el experto, y añadió que 'estas no accionan sin que así lo disponga el gobierno central'.

En un sentido similar se pronunció el vicepresidente de la República, Óscar Naranjo, a quien le pareció extraño que en el comunicado se diga que la única razón por la que no se descertificó a Colombia es por el trabajo de las Fuerzas Armadas, cuando es el Presidente de la República el comandante de ellas.

'Lo que me parece un tanto exótico es que un comunicado -viniendo de donde viene- señale que no nos ‘decertifica’ por el desempeño de las Fuerzas Militares y de Policía. Realmente está desconociendo lo que es hoy un mandato claro constitucional, en donde el Presidente de la República es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Lo que hacen nuestras fuerzas es el resultado de la orientación, de las órdenes y directrices del presidente', dijo Naranjo.

Desde el Gobierno

'Nadie tiene que amenazarnos para enfrentar este desafío'. Fue la respuesta contundente del Gobierno Nacional y que se emitió a tempranas horas de este jueves desde la Casa de Nariño.

De esta manera, desde el Gobierno se marcó distancia y desde ya se empezó a dar un giro en cuanto a los argumentos que se llevarán a una reunión que está programada para la próxima semana entre los presidentes de los dos países en medio de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

Uno de los primeros en salir a responder fue el alto consejero para el posconflicto, Rafael Pardo, quien señaló que estos memorandos son emitidos cada año y hacen parte de las razones que el presidente de los Estados Unidos debe llevar ante el Congreso de su país para discutir el presupuesto de 2018 y más aún cuando se trata de países a los cuales les dan fondos. A pesar de esto, Pardo consideró que esta es una advertencia mucho más enfática que la hecha el año pasado por el expresidente Barack Obama.

'Esta es una advertencia que nos preocupa porque no tiene en cuenta lo que ha hecho el Gobierno', precisó Pardo, para quien la preocupación radica en que se omitieron los esfuerzos en cuanto a erradicación, y manifestó que en este asunto se ha cumplido el 62% de la meta fijada. De la misma manera, cuestionó el que no se haya tenido presente lo que se está haciendo en materia de sustitución de cultivos y que desde mayo pasado se ha venido cumpliendo.

A pesar de esto, Pardo reconoció que es claro que 'Colombia es el principal productor de coca del mundo desde hace 30 años', y precisó que esto no es un tema de este gobierno sino que ha estado presente desde hace muchas décadas.

Frente a las razones del incremento en los cultivos de coca, Pardo lo atribuyó a que tras informarse sobre el programa de sustitución de cultivos se generó una explosión en cuanto a la siembra. Otra de las razones, además del crecimiento del consumo tanto en Estados Unidos como en Colombia y en otros países, es la devaluación del peso desde el 2014.

Otro de los miembros del Gobierno que se pronunció fue el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, quien en diálogo con distintos medios dijo que información de guardacostas de Estados Unidos permite establecer que la interdicción de cocaína en 2016 rondó las 600 toneladas, esto en relación con el total de la sustancia ilegal que se produce en todo el continente americano.

De ese número total -precisó Villegas-, las operaciones por parte de Colombia han permitido la incautación de 362 de toneladas (más del 50%) y Panamá se ha sumado con 60 toneladas. Esto representa 422 toneladas entre los dos países, aunque no desconoció que se deben seguir haciendo esfuerzos para mejorar en la lucha contra este flagelo, y no dudó en reclamar un mejor resguardo por parte de Estados Unidos de su frontera con México, donde han sido incautadas tan solo 10 toneladas.

El vicepresidente Naranjo, por su parte, también habló de cifras y se mostró muy descontento por la advertencia emitida desde Estados Unidos. Al respecto dijo no ver comparación entre la lucha que contra las drogas ha mantenido Colombia y la que en ese mismo sentido ha venido cumpliendo el resto del mundo.

Este criterio lo relacionó con las cifras que se han dado hasta el momento, y no solamente en cuanto a vidas perdidas o sangre derramada, sino que en estos últimos 16 años han sido incautadas por las autoridades colombianas 1621 toneladas, además de haber sido detenidos 1020 narcotraficantes, 820 de los cuales han sido extraditados a Estados Unidos.

A ese balance se suma la incautación de 15.200 bienes ilegales, cuyos valores superan los 5.5 billones de pesos, las 600.000 hectáreas asperjadas en los últimos 16 años y las 400.000 más que han sido erradicadas en el mismo periodo.

'Nosotros combatimos el narcotráfico por convicción, no porque alguien lo imponga', señaló Naranjo claramente molesto y reclamó la corresponsabilidad en este tema. Por esto precisó que es necesario que se reconozca y combata la manera como se mueve el dinero que alimenta este delito.

'Hay que atacar la manera como se da el lavado', dijo Naranjo y cuestionó cómo se está permitiendo el comercio de precursores químicos desde otros países para producir sustancias prohibidas.

Entretanto, la embajada estadounidense en Bogotá señaló que lo sucedido en este caso es una clara preocupación frente 'al dramático crecimiento de la coca en Colombia, y que se necesita hacer más', y añade que en esa misma línea 'el Gobierno y la embajada de los Estados Unidos estamos comprometidos en trabajar urgente y conjuntamente con nuestros socios colombianos para lograr ese objetivo'.

Lo que está en juego

Pero las alarmas se prendieron no solo por la indignidad causada, sino por lo que está en juego. Si bien los 400 millones de dólares que Estados Unidos aporta para el Plan Paz corresponden a lo que ese país gasta en una mañana de guerra con Afganistán -como lo refirió el profesor de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, Rubén Sánchez-, para Colombia sí significa un buen porcentaje del dinero para los programas de apoyo, programas que de no recibir esos recursos 'se verán cojos', dijo el docente, quien además señaló que ese sería un duro golpe en este momento para la economía del país.

Pero el trasfondo de la determinación de Trump, según el experto, estaría marcado por un pulso político del mandatario con el Senado de su país, además de ser una manera de buscar réditos con sus electores, pues no son pocos los traspiés que ha tenido en cuanto a la manera como hace política.

'En este momento el señor Trump está negociando con el Congreso de los Estados Unidos el presupuesto y está en medio el apoyo para países como Colombia. Además, es clara la preocupación por el incremento de las drogas que van hacia ese país', dijo Sánchez, quien añadió a este escenario político los problemas de Trump con México, y una clara preocupación por los cambios políticos en Colombia tras la transformación de las Farc, que pasan de ser considerados 'grandes narcotraficantes a un movimiento político'. No obstante, el catedrático fue claro al señalar que lo sucedido hasta el momento es 'solo una presión'.

'Trump ha tenido problemas con el Congreso de Estados Unidos y debe reafirmar su figura de alguna manera', consideró Sánchez, además de manifestar que los Estados Unidos no quieren cambiar su postura sobre la necesidad de combatir los cultivos ilícitos con aspersión.

Para el profesor de la Javeriana Benjamín Herrera, el escenario que abrió el presidente Trump no es nada más ni nada menos que una manera de sacar réditos internamente. 'Nosotros lo vemos desde acá, hay ambigüedades y vaivenes e incoherencias del presidente de los Estados Unidos', dijo Herrera, para quien este tema es de consumo interno en Estados Unidos y a la postre podría generarle mayor aceptación entre los estadounidenses.

'Uno no sabe si lo que dice Trump es una mera propuesta, si es algo que se viene planeando o si es una idea que le surgió de un momento para otro', manifestó el experto.

Ahora bien, desde una visión política y estratégica, Rubén Sánchez desestimó la posibilidad de que Trump vaya a tomar una determinación que afecte a Colombia, pues -dijo- es claro que en escenarios complejos como los que se dan con Venezuela, o la inestabilidad que se vive en Ecuador o Perú, Colombia es el mejor aliado de Estados Unidos. Por lo que descartó el que se vaya a dar un recorte en el apoyo hacia Colombia.

De cara a la reunión que se va a dar entre los dos mandatarios la semana siguiente, los dos analistas coincidieron en que lo que debe suceder desde el Gobierno Nacional es una explicación de la política interna, pues en este momento -aseguraron- no es adecuado dar un paso atrás.

En este sentido, algunos de los argumentos con los que seguramente llegará Santos a la reunión estarán relacionados con lo dicho en el Informe de Monitoreo de Cultivos de Coca para 2016, que se dio a conocer en julio pasado. En estas explicaciones de seguro estará también lo sucedido con la guerrilla en el marco de las drogas gracias al proceso de paz y se añadirá el argumento del proceso con el ELN, además del cese el fuego con este grupo. Estos hechos, se dijo en su momento, 'constituyen elementos clave para entender las estadísticas y tendencias que ofrece el reporte'.

Otro de los temas a los cuales seguramente hará alusión el primer mandatario de los colombianos es el de la sustitución de cultivos, que según el informe tras el proceso de paz con las FARC se ha configurado como un escenario de transición en la estrategia de lucha contra las drogas, esto con implicaciones directas en la dinámica de los cultivos ilícitos además de señalar el tema de la participación más activa de las comunidades afectadas.

Datos

Según el informe de ‘Monitoreo de territorios afectados por cultivos ilícitos 2016’ (julio 2017), 'la cifra de cultivos de coca en Colombia sufrió un importante incremento al pasar de 96.000 hectáreas en 2015 a 146.000 hectáreas en 2016; un 52% de incremento'. Ante esto, el informe señala que 2016 constituyó uno de los años con menor territorio afectado en toda la serie histórica; lo cual confirma la tendencia de tener más coca en menos territorio.

El informe, se advierte, fue presentado en la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Drogas (UNGASS), donde entre otros datos se señala que se mantienen tres departamentos libres de coca: Caldas, Cundinamarca y La Guajira. Seis departamentos tienen menos de 50 hectáreas de coca y están cerca de liberarse de los cultivos ilícitos Santander, Magdalena, César, Guainía, Boyacá y Arauca.