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Una ola de ciberataques golpeó este martes de forma simultánea a grandes empresas y servicios públicos en Ucrania y Rusia, y se propagó a multinacionales de otros países, recordando el modus operandi de los ataques extorsivos de mayo.

El ataque, que comenzó contra empresas ucranianas y la petrolera rusa Rosneft, afectó luego en Europa a otras compañías mundiales como el transportista marítimo danés Maersk o al grupo alemán Beiersdorf.

El laboratorio farmacéutico Merck anunció poco después que su 'sistema informático mundial' también había sufrido el ataque, convirtiéndose en la primera víctima conocida en Estados Unidos.

El virus 'se propaga en el mundo entero, un gran número de países se vieron afectados', avisó en Twitter Costin Raiu, investigador de la empresa de seguridad informática rusa Kaspersky.

Según varias empresas afectadas, este virus hacía aparecer en la pantalla de los ordenadores una petición de rescate de 300 dólares.

'Nuestro análisis preliminar sugiere que no se trata de una variante del ransomware Petya, como sugerido previamente, sino de un nuevo ransomware, que nunca se había visto hasta la fecha. Por eso lo hemos apodado NotPetya', explicó Kaspersky en un comunicado.

Los ramsomware son programas malintencionados que cifran los archivos informáticos y fuerzan a sus usuarios a pagar una suma de dinero, a menudo en forma de moneda virtual.

Según la empresa de seguridad informática Group-IB, 'unas 80 compañías fueron blanco' de esta ofensiva en Rusia y Ucrania. Entre ellas, Rosneft y grandes bancos ucranianos, y también la estadounidense Mars o la francesa Auchan, así como estructuras gubernamentales ucranianas.

El 12 de mayo, otro ransomware, el virus Wannacry, afectó a cientos de miles de ordenadores en el mundo entero, y paralizó los servicios de salud británicos, así como las fábricas del gigante automovilístico francés Renault.

El editor estadounidense de antivirus Symantec atribuyó aquel ciberataque al grupo de piratas informáticos Lazarus, sospechoso de actuar en connivencia con Corea del Norte. No obstante, Pyongyang desmintió cualquier vínculo con el incidente.