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El presidente de EEUU, Donald Trump, consiguió ayer uno de los mayores triunfos de su corto mandato al devolver a los conservadores la hegemonía del Tribunal Supremo, una victoria política que permitirá al magnate tomar aire y olvidar por un momento las polémicas que le rodean.

'Este es de lejos uno de los mayores logros de la Presidencia de Trump. No ha conseguido aún la aprobación de ninguna ley y sus acciones ejecutivas de mayor perfil están bloqueadas por las cortes. Esta es una victoria clara y significativa', dijo a Efe Ilya Shapiro, analista que trabaja para el Instituto Cato, un centro de estudios de ideología ultraliberal.

La confirmación de Neil Gorsuch como nuevo juez del Tribunal Supremo también supone un triunfo para el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, quien el jueves cambió las normas de la cámara para poder confirmar al magistrado por mayoría simple y no necesitar el respaldo de 60 de los cien senadores.

En un gesto sin precedentes, los republicanos recurrieron a la conocida como 'opción nuclear' y cambiaron las reglas del Senado a pesar de la oposición en bloque de los demócratas.

Precisamente, la brecha entre los dos partidos a la hora de confirmar a Gorsuch empaña la victoria de Trump, según dijo a Efe Anil Kalhan, profesor de Derecho de la Universidad de Universidad Drexel, en Filadelfia.

'Siempre debe entenderse como una victoria política que un presidente consiga que su nominado llegue al Tribunal Supremo y sea confirmado. Pero esta vez debe de ser entendido como una victoria bastante fea que podría tener también consecuencias negativas para él', apuntó Kalhan.