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El tifón Nock-Ten se aleja este lubes de Filipinas tras dejar en el archipiélago al menos siete muertos, ocho desaparecidos y más de 541.000 afectados, además de millones de dólares en pérdidas en agricultura e infraestructuras.

El tifón que los filipinos han llamado Nina se adentra por el mar de China Meridional reducido a tormenta tropical con vientos sostenidos de 105 kilómetros por hora, lejos de los 185 kilómetros por hora con los que se presentó en ese país el día de Navidad.

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Las víctimas mortales son un matrimonio que se ahogó y una mujer que murió al derrumbarse su casa en la provincia de Albay; dos hombres que fallecieron golpeados por objetos arrastrados por el viento, otro que se electrocutó en Quezon, y uno más que perdió la vida en Batangas en el hundimiento de un barco.

El Consejo Nacional para la Reducción y Control del Riesgo de Desastres, que coordina la respuesta y emite boletines periódicos sobre la situación, todavía no informa de fallecidos porque, según la funcionaria Mina Marasigan, primero deben confirmar las muertes que reportan las autoridades y policías locales.

Los ocho desaparecidos son del hundimiento de un carguero en aguas de Batangas, en el suroeste de la isla de Luzón.

Las autoridades de Albay, Catanduanes y Camarines del Sur, en el este de Filipinas, por donde entró el tifón, han declarado el estado de emergencia, medida que permite el acceso inmediato a fondos de emergencia.

El gobernador de Catanduanes, Joseph Cua, dijo que Nock-Ten ha destruido la industria principal de la isla provincia, los cocoteros, y añadió que necesitarán entre cinco y diez años para recuperarse del golpe.

Un total de 541.119 personas se han visto afectadas por las copiosas lluvias y los vientos huracanados que acompañaron a Nock-Ten durante su paso por el archipiélago, según los datos del citado Consejo Nacional.

El Departamento de Bienestar Social ha distribuido asistencia humanitaria por valor de 206 millones de pesos (4,1 millones de dólares) a 27 centros que atienden a unos 87.000 evacuados.

Este ministerio ha pedido la colaboración de voluntarios para que se unan a los soldados y policías que distribuyen ayuda humanitaria.

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, visitó esta jornada a los damnificados en Catanduanes y Camarines del Sur.

'Estamos aquí para ayudar, para nada más', indicó el mandatario mientras participaba en la entrega de auxilio en los centros de evacuados habilitados en Pili, la capital de Camarines del Sur, según la cadena de televisión GMA.