La XXXI Jornada Mundial de la Juventud se inauguró hoy en Cracovia (Polonia) con una misa multitudinaria celebrada en una explanada cercana a la ciudad, donde el cardenal polaco Stanislaw Dziwisz recordó a las víctimas de los últimos ataques terroristas, en especial al sacerdote asesinado en Francia.
'Todos somos hermanos y hermanas, somos hijos de un solo Dios cuyo corazón es misericordioso y tiene lugar para todos', dijo el cardenal, quien condujo la misa inaugural ya que el papa Francisco no llegará a Cracovia hasta mañana.
'Queremos vivir en paz y rezamos para que esa paz llegue hasta nuestro mundo, para que cese la violencia, la injusticia y el hambre', dijo Dziwisz desde un púlpito presidido por la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, donde tuvo palabras de recuerdo para el religioso francés de 85 años asesinado mientras celebraba la eucaristía' en la localidad de Saint-Etienne-du-Rouvray.
Monseñor Dziwisz también tuvo palabras de apoyo para 'los jóvenes presentes que proceden de las zonas del mundo donde la voz la tiene la violencia y el terrorismo ciego'.
Antes de la misa, el papa Francisco expresaba 'dolor' y 'horror' por la 'absurda violencia' tras el asesinato del cura en Francia, y el arzobispo de Ruán, diócesis a la que pertenece Saint-Etienne-du-Rouvray, Dominique Lebrun, anunció que abandonaba la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia para volver a Normandía.
Pero ni el temor a un ataque terrorista ni el cielo inicialmente desapacible impidieron que cientos de miles de fieles (hasta 500.000, según la organización) se congregaran en la explanada de Blonia, a pocos kilómetros de Cracovia, entre ellos más de 30.000 católicos franceses que se hicieron notar especialmente con sus banderas y cánticos.
Esta explanada, donde tuvo lugar la misa inaugural, será también el escenario donde el papa Francisco oficiará el cierre de la JMJ, el próximo día 31.
Todos los asistentes se sometieron a altas medidas de seguridad, las mismas que encontrarán en Cracovia y en los lugares que visitará el Pontífice durante su estancia en Polonia, después de que las autoridades polacas hayan desplegado un amplio dispositivo policial, alertadas por los últimos ataques sufridos en Francia y Alemania.
'A causa de la JMJ ha entrado en vigor en todo el país el nivel de alerta nacional ALFA (1) y el nivel BRAVO en seguridad ante ciberataques', recordó hoy el portavoz del Gobierno polaco, Rafal Bochenek, quien confirmó que este estado se mantendrá hasta el próximo 1 de agosto.
Para evitar incidentes, Polonia ha trasladado hasta Cracovia a miles de agentes de seguridad desde todas las provincias del país, se ha prohibido a los guardas de fronteras que tomen vacaciones y se han reintroducido los controles fronterizos con los países comunitarios vecinos.
Las medidas ya se dejan notar, con policías equipados con dispositivos de rayos X y detectores de metal, así como perros entrenados para encontrar explosivos en las principales estaciones de ferrocarril, autobús y en los espacios más transitados de Cracovia.
También se ha impedido la circulación por Cracovia de grandes camiones, después de que un transporte de 19 toneladas arremetiese contra la multitud el pasado 15 de julio en Niza, y no se permite el vuelo de drones y 'objetos voladores no autorizadas' sobre una zona de 65 kilómetros alrededor de Cracovia y en la cercana ciudad de Czestochowa, donde el papa Francisco celebrará una misa al aire libre el 29 de julio.
Hasta el momento no se han registrados incidentes significativos más allá de la detención hace dos días en Lódz (centro de Polonia) de un ciudadano iraquí por posesión de una escasa cantidad de material explosivo, aunque no hay evidencias de vinculación con la preparación de ningún acto terrorismo.
De hecho, el ministro polaco de Interior, Mariusz Blaszczak, ha insistido durante los últimos días en que no existe amenaza terrorista en Polonia, y ha recordado que este país no tiene los problemas de otros socios comunitarios como Alemania o Francia ya que la sociedad polaca no es multicultural.