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La activista paquistaní Malala Yousafzai, premio nobel de la paz 2014, condenó los comentarios 'llenos de odio' del precandidato republicano a la Casa Blanca Donald Trump y pidió a los políticos 'que piensen antes de hablar'.

'Es verdaderamente triste escuchar estos comentarios tan llenos de odio. Los políticos y los medios de comunicación han de ser muy, muy cuidadosos con todo lo que dicen', dijo Malala en un evento que sirvió para recordar el primer aniversario del atentado talibán en el colegio de Peshawar (Pakistán) en el que murieron más de 150 personas, entre ellas 132 niños.

El pasado 7 de diciembre Trump pidió prohibir la entrada en Estados Unidos de todos los musulmanes en respuesta al 'odio' que, según él, siente parte de esa comunidad contra los estadounidenses.

Durante el acto en Birmingham (norte de Inglaterra), Malala pidió a Trump y al resto de políticos 'que sean cuidadosos con sus comentarios', y afirmó que 'culpar a todos los musulmanes sólo radicalizará a más terroristas'.

'Si queremos acabar con el terrorismo no podemos culpar a todos los musulmanes. Esto lo único que hará será radicalizar a más terroristas. Necesitamos educación de calidad para derrotar los prejuicios de la mentalidad terrorista', aseguró la joven de 18 años, en unas declaraciones que recoge hoy la cadena británica BBC.

Malala, que sobrevivió a un intento de asesinato de los talibanes en Pakistán en 2012, señaló que 'cuanto más se habla del Islam y en contra de los musulmanes más terroristas estamos creando'.

La joven paquistaní participó en la ceremonia junto a Ahmad Nawaz, de 15 años, y a Muhammad Ibrahim, de 14, dos de los supervivientes del ataque en Peshawar.

'Vi a mi profesor quemándose vivo. Tras el ataque me vi rodeado de los cuerpos de mis amigos, con quienes había estado hablando, jugando y bromeando poco tiempo antes', recordó Ahmad.

'No estamos aquí solo para recordar a las víctimas, sino para pedir que atentados tan terribles como ese no vuelvan a suceder nunca más', declaró el joven, que fue tratado de sus heridas en el hospital Queen Elizabeth de Birmingham.