El papa Francisco concluye este miércoles su gira por Ecuador con una visita a un asilo de ancianos y una reunión con unos 6.500 sacerdotes y seminaristas en un santuario, antes de partir hacia Bolivia.
Francisco llegó a este país la tarde del domingo y desde entonces ha oficiado dos misas campales, una en Guayaquil el lunes y otra en Quito el martes, se ha reunido con el presidente Rafael Correa, con educadores y estudiantes católicos y con integrantes de la sociedad civil.
El pontífice realiza su primera gira oficial por Sudamérica de ocho días por Ecuador, Bolivia y Paraguay.
Durante su estadía en Ecuador, el sumo pontífice recordó la importancia de la familia como la principal escuela de amor y solidaridad en la sociedad actual, instó a los católicos a evangelizar con el ejemplo, pidió proteger al ambiente para las futuras generaciones y finalmente un diálogo social y leyes inclusivas y solidarias.
Sus preocupaciones por una sociedad mejor, las expuso anoche, ante unos mil delegados y representantes de la sociedad civil, a quienes señaló 'la esperanza de un futuro mejor pasa por ofrecer oportunidades reales a los ciudadanos, especialmente a los jóvenes, creando empleo, con un crecimiento económico que llegue a todos'.
El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas, Jorge Herrera, dijo en la red de televisión Ecuavisa que ahora 'veremos si la visita papal es tomada por el gobierno nacional y existan cambios efectivos y profundos'.
Añadió que 'en la sociedad no podemos ser unos simple espectadores, debemos ser parte incluyente para tomar decisiones en los temas fundamentales de vida'.
Herrera estuvo como parte de los grupos de la sociedad civil que se encontraron con el papa y dijo que no pudo entregar directamente un mensaje de los indígenas al papa, lo hizo a través de una pequeña niña que inesperadamente se acercó al papa, al final del acto.
Desde que Francisco llegó a Ecuador, decenas de miles de ecuatorianos se lanzaron a las calles para saludarlo efusivamente con gritos, cánticos, aplausos y con pétalos de rosas. Cuando llegaba a su sitio de descanso, la Nunciatura Apostólica, cientos de feligreses permanecían en las afueras hasta que el papa salía, lo hizo todas la noches, les dirigía un breve mensaje, rezaba una Ave María y los incitaba a retirarse a sus casas y dejar dormir a los vecinos.
Antes de terminar su visita a este país, el sumo pontífice tiene previsto pasar por un asilo de ancianos dirigido por las Hermanas Misioneras de la Caridad, de la orden de la madre Teresa de Calcuta, que se encuentra en la población de Tumbaco, cercana a la capital.
Tras ello, se dirigirá al santuario de El Quinche, donde la última actividad del papa en este país, será un encuentro con alrededor de 6.500 sacerdotes y seminaristas, a quienes dirigirá un mensaje.
De inmediato Francisco irá al aeropuerto quiteño, para continuar su viaje pastoral a Bolivia, y posteriormente a Paraguay.