El Gobierno ucraniano recibió este martes el apoyo del magnate Rinat Ajmétov, considerado el hombre más poderoso del este rusohablante, quien dio la espalda a los insurgentes de la autoproclamada 'república popular de Donetsk'.
'¿Qué han hecho por nuestra tierra? ¿Qué puestos de trabajo han creado? ¿Andar con fusiles por las ciudades del Donbass (cuenca hullera) es acaso defender los derechos de la gente frente al poder central?', manifestó Ajmétov.
El hombre más rico de Ucrania, propietario del mayor conglomerado industrial del este del país, Metinvest, encabezó hoy un movimiento de protesta contra los separatistas de Donetsk, que proclamaron la independencia de esa región y pidieron su ingreso en Rusia el pasado 12 de mayo.
'Nadie puede atemorizarnos, incluidos los que se llaman república popular de Donetsk', dijo Ajmétov, quien acusó a los milicianos de 'pillaje y secuestro de ciudadanos pacíficos' y tachó sus acciones de 'genocidio del Donbass' y 'lucha contra los habitantes'.
Aunque se manifestó a favor de la federalización de Ucrania la pasada semana en la primera mesa redonda de unidad nacional, Ajmétov había mantenido un riguroso silencio sobre la sublevación prorrusa, lo que llegó a irritar a Kiev.
La gota que colmó el vaso de la paciencia de Ajmétov fue el 'impuesto revolucionario' que le exigieron los separatistas, a lo que se sumó el bloqueo del transporte ferroviario en Donetsk, lo que amenazaba los suministros a sus empresas.
Una 'sirena de la paz' sonó a mediodía en todas las fábricas de Metinvest emplazadas en la región, en una iniciativa 'Donbass sin armas'.
Al mismo tiempo, varios centenares de seguidores del club de fútbol Shakhtar Donetsk, también propiedad de Ajmétov, acudieron al estadio Donbass Arena para tomar parte en otra acción denominada 'la Marcha de la Paz'.
La sirena sonará todos los días a mediodía en todo el Donbass, dijo Ajmétov, quien culpó a los milicianos rebeldes de poner en peligro con sus acciones la economía y los puestos de trabajo en la región.
El ministro de Interior ucraniano, Arsén Avákov, no dudó en felicitar a Ajmétov por mostrar 'por fin energía' para poner punto y final a la rebelión prorrusa que vive desde hace más de un mes esa región y también la vecina Lugansk.
'Le creo. Espero que el Donbass también le crea. Si es un deseo genuino, resolveremos las diferencias y aparcaremos los fusiles', escribió el ministro en su página de Facebook.
Mientras, el líder de Soviet Supremo (Parlamento) de la 'república popular de Donetsk', Denís Pushilin, respondió al empresario con la amenaza de 'nacionalizar' sus empresas.
'Se ha tomado la decisión de nacionalizar' las empresas de los 'oligarcas regionales que no quieren pagar impuestos a la república popular de Donetsk', escribió Pushilin en su Twitter en alusión a Ajmétov, al que acusó de 'financiar el terror en el Donbass al pagar impuestos a Kiev'.
Mientras, las autoridades prosiguen sus preparativos para las elecciones presidenciales del domingo, pese a que un grupo de hombres armados tomó hoy otro colegio en la ciudad de Mariupol (Donetsk).
Según la Comisión Electoral Central, a falta de una semana para las elecciones presidenciales los insurgentes tienen bloqueadas las comisiones de 11 de las 34 circunscripciones electorales en Donetsk y Lugansk.
'Esperemos que venza la voz de la gente del Donbass, de los sindicatos, de los mineros, de los metalúrgicos y de los trabajadores, y no de los vagabundos y criminales', declaró el empresario Petró Poroshenko, gran favorito a la victoria en la votación del 25 de mayo.
El alcalde de Donetsk, Alexandr Lukiánenko, expresó su intención de reunirse con los insurgentes para que permitan la celebración de la votación del domingo, ya que el trabajo de tres de las cinco comisiones de circunscripción electoral en la ciudad está paralizado.
En respuesta, uno de los líderes de la rebelde república de Donetsk, Miroslav Rudenko, aseguró que los insurgentes mantienen su boicot a las elecciones presidenciales.
El Gobierno ucraniano ya asume que existen municipios rebeldes, como Slaviansk, Kramatorsk y Górlovka, donde los electores no acudirán a las urnas, unos por propia iniciativa y otros por temor a las represalias de los milicianos prorrusos.
La Unión Europea y Estados Unidos consideran cruciales las elecciones presidenciales ucranianas con el fin de legitimar a las autoridades que derrocaron en febrero pasado al presidente Víktor Yanukóvich.
Rusia, que acusa a las actuales autoridades ucranianas de dar un golpe de Estado, ha calificado las elecciones de 'un paso en la buena dirección', pero se ha abstenido de confirmar si reconocerá sus resultados.