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El FBI investiga hoy si el odio al Gobierno de EE.UU. o a la Agencia Federal de Transportes (TSA) fue el motivo que llevó a Paul Ciancia a abrir fuego el viernes en el aeropuerto de Los Ángeles y acabar con la vida de un empleado.

El aeropuerto de Los Ángeles, el sexto más transitado del mundo, recobró el sábado la normalidad después de un suceso que causó estragos en la llegada y salida de 1.550 vuelos, mientras las autoridades buscaban nuevas pistas sobre Ciancia.

El joven de 23 años resultó herido en la cabeza y la pierna por dos agentes de policía después de abrir fuego en la terminal 3 del aeropuerto y hoy continuaba hospitalizado en estado crítico en el Centro Médico Ronald Reagan UCLA, indicó hoy una fuente de seguridad al diario 'Los Angeles Times'.

Los agentes 'respondieron en 60 segundos' al suceso y dispararon varias veces al sospechoso, explicó hoy el jefe de policía del aeropuerto, Patrick Gannon, en una conferencia de prensa.

La incapacidad física de Ciancia para cooperar con las autoridades está dificultando la investigación del FBI y la policía local sobre el tiroteo, que acabó con la vida de un agente de la TSA e hirió a otros dos, uno de ellos de gravedad.

En total resultaron heridas siete personas, de las que seis fueron trasladadas a hospitales locales. Cuatro de ellas seguían ingresadas hoy, incluido el agente de la TSA herido de gravedad y el propio Ciancia, según medios locales.

El FBI no ha descartado aún que se trate de terrorismo y tampoco ha confirmado si Ciancia quería atacar a la TSA o pretendía seguir disparando en más puntos del aeropuerto más allá del puesto de control donde mató a Gerardo I. Hernández, el primer empleado muerto en acto de servicio en la historia de esa agencia de transporte.

No obstante, el sospechoso llevaba el viernes en su mochila un mensaje en el que hablaba directamente de 'matar' a funcionarios de la TSA, escrita de una forma que sugería que el autor preveía perder la vida en el suceso, afirmaron hoy fuentes de seguridad al diario 'USA Today'.

La nota ha llevado a centrar la investigación preliminar en la idea de que el sospechoso 'no fuera precisamente un fan de la TSA', según otra fuente de seguridad citada por 'Los Angeles Times'.

Varios testigos han asegurado que el sujeto se aproximó a ellos con su arma y les preguntó si pertenecían a esa agencia.

En su mensaje, el sospechoso decía que no tenía interés en herir 'a gente inocente', pero expresaba 'decepción con el Gobierno' y hacía referencia al 'Nuevo Orden Mundial', una supuesta conspiración para formar un único Gobierno mundial, según fuentes del diario angelino y la cadena CNN.

Queda también por determinar cómo el joven adquirió el fusil de asalto, ya que California es uno de los estados que más duras legislaciones de control de armas tiene en todo el país y prohíbe explícitamente rifles como el que se cree que usó el tirador.

Ciancia llevaba consigo 150 balas cuando llegó al control de escáneres de la terminal, sacó de una mochila el fusil y hasta tres cargadores y comenzó a disparar. Tras los primeros balazos se abrió camino al interior de la zona de embarque del aeropuerto, donde fue confrontado por la Policía.

El aeropuerto de Los Ángeles vivió escenas de pánico y caos en los primeros minutos del ataque, con personas corriendo hacia las salidas y policías intentando dar con el atacante.

Según el jefe de Policía Gannon, los agentes participaron en un entrenamiento 'para prepararse precisamente para este tipo de sucesos' hace apenas tres semanas y algunos de ellos prestaron primeros auxilios a Hernández mientras llegaban los paramédicos.

Todos los vuelos del aeropuerto fueron paralizados temporalmente y miles de personas fueron evacuadas a zonas seguras, lo que trastocó conexiones y vuelos en todo EE.UU. y el resto del mundo.

En total, resultaron afectados al menos 167.050 pasajeros en 1.550 vuelos, de los que 826 eran de salida y 724 de llegada, según datos aportados hoy por el aeropuerto de Los Ángeles.

Las terminales y pistas de aterrizaje fueron reabriéndose poco a poco hasta que la terminal 3, donde se produjo el suceso, quedó finalmente abierta la tarde del sábado, una vez que el FBI completó su inspección del área.