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Hace siete años Alejandro Caiaffa decidió enfocar su vida en ayudar a cuidar y a proteger el medioambiente. En una visita a los Estados Unidos junto con un amigo, Alejandro se dio cuenta de cómo realizaban el proceso de reciclaje del aceite en un restaurante, lo cual despertó su curiosidad e inició su proceso de investigación.

'Después de ver eso yo empecé a investigar que estaba pasando en Barranquilla con el aceite de cocina usado. Me di cuenta que ese aceite contamina mucho nuestras fuentes hídricas, tapona las cañerías y tuberías y además genera un problema de salud pública por la reutilización para el consumo humano'.

Al ver la problemática que a la vista de muchos no existía, el barranquillero decidió indagar con sus amigos más cercanos y miembros del gremio de restaurantes y hoteles, el proceso que ellos llevaban con esta sustancia, lo que dejó ver, para ese entonces, que no tenían conocimiento del impacto ambiental y social que estaba dejando la mala utilización del aceite usado.

'Cuando vi lo que pasaba decidí entrar a la escuela de emprendimiento de la Universidad del Norte para crear Reaceico y empezar a ofrecer el servicio de recolección de aceite de cocina usado. Como todo empezamos pequeñitos y fuimos creciendo poco a poco. Hoy en día ya estamos con sedes en Santa Marta, Cartagena, Bogotá, Medellín y Cali', cuenta Alejandro. 

Con Reaceico Alejandro no solo expandió su emprendimiento nacionalmente sino que además inició procesos de exportación a Europa en donde utilizan el aceite reciclado como materia prima para la producción de biodiesel que genera entre 70 y 80% menos de emisiones de dióxido de carbono que el diesel de hidrocarburos.

Estar en todo el proceso con Reaceico llevó hace dos años al administrador de empresas a entender otra de las problemáticas que actualmente afecta el ecosistema, el plástico.

'Hace dos años inicié a ver y a entender lo que estaba ocurriendo con nuestros residuos y decidí empezar a ofrecer una recolección de plásticos y a utilizar todos esos residuos que contaminan los terrenos baldíos y los cuerpos hídricos. Investigué y estudié lo que se podía hacer con esos residuos y encontré la madera plástica que también ayuda a que se deforesten menos muchos terrenos y de esa manera nace Mamo'.

En Mamo se pueden encontrar sillas, mesas y macetas hechas de madera a base de plástico, lo cual brinda durabilidad y resistencia, pues el plástico demora en degradarse aproximadamente mil años.

'Las personas han recibido esto con mucho agrado y poco a poco buscamos que las personas confíen más en este tipo de productos y que conozcan todos los procesos que hay detrás'.

Además de Reaceico y Mamo, Alejandro hace un año también se ideo otra forma de incentivar a la sociedad a que cuide y proteja el planeta con una plataforma que les enseña qué tanto están aportando a la preservación de nuestros recursos naturales con lo que reciclan.

'Muta es una plataforma tecnológica que le ofrece a los diferentes hogares y empresas poder reciclar sus residuos aprovechables, con esto le damos un certificado de recolección y de ahorro de recursos naturales, porque cuando tú reciclas equis o tantos kilos, sabes cuánto evitaste la deforestación, por ejemplo. Básicamente Muta es una nueva forma de crear conciencia para que las personas entiendan lo qué es el reciclaje'.

Sumado a estos procesos el joven también le apuesta a realizar limpieza de playas y siembra de árboles junto a todos sus usuarios, para que ellos mismos puedan ver y vivir la experiencia de cómo reciclando se pueden producir nuevas cosas y volverlas a incluir en el entorno.

'Lo más importante es que las personas reciclando con nosotros crean conciencia ambiental. Hay muchos usuarios que no reciclaban y hoy en día reciclan porque Muta los ayuda, o los restaurantes que reciclan con nosotros generan otro ingreso con Reaceico y de esa manera llegan a la economía circular'.