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Minimizar los sentimientos de un niño al convencerlo de que 'no debe llorar' es solo una de las pruebas de que el machismo se alimenta desde temprana edad. El concepto de los padres desapegados fraternalmente que construyen barreras ante el cariño de sus hijos, solo por no verse 'sensibles', empieza a transformarse.

Históricamente el término patriarcado se ha relacionado con la figura masculina que porta la autoridad como el jefe de familia, dueño de los bienes y del patrimonio, del que formaban parte los hijos y la esposa. Una corriente que por estos días se pone en cuestión desde varios aspectos.

De manera vivencial sobre el tema de la deconstrucción de las masculinidades hablaron cuatro hombres de la Costa colombiana en el primer foro de ‘Masculinidades tejedoras de nuevas realidades: desmitificando el patriarcado’. En este espacio se conectaron para debatir sobre los estereotipos que arropan al patriarcado desde estructuras de poder, sociales, económicas y políticas.

Derecho a quebrantarse

Tender ropa, limpiar la cocina o atender a los niños son solo algunas de las tareas de cuidado que hacen parte de la corresponsabilidad parental. Esto y más lo entendió Guillermo Baquero desde el primer contacto que tuvo con su pequeña recién salida de las entrañas de su progenitora. Ha sido un verdadero proceso para él vivir la paternidad compartida, pero la ha asumido como el mejor de los aprendizajes.

'Hay un contraste entre los estereotipos y formas de cómo se desarrolla la dinámica del patriarcado, la imagen del hombre ‘macho alfa’ masculino colombiano, y en particular el guajiro, en contraste con los elementos de equidad de género', dice.