Compartir:

El legado de La Gorda Fabiola, la inolvidable humorista que falleció el pasado 19 de septiembre, está lleno de sonrisas y anécdotas que siguen dibujando carcajadas incluso después de su partida.

Lea también: “Soy orgulloso hijo de Diomedes y me he ganado mi propio espacio”: Elder Dayán

En un homenaje a su vida y obra, que abarcó más de tres décadas en el icónico programa Sábados Felices de Caracol Televisión, uno de los recuerdos que más resaltó fue una de las primeras bromas que vivió al ingresar al programa. El responsable fue Hugo Patiño, otro grande del humor colombiano.

Era el primer día de La Gorda Fabiola en el set. Emocionada y un poco nerviosa, se encontraba adaptándose al ritmo del equipo. Poco sabía ella que la bienvenida venía acompañada de una “primiparada” de esas que quedan grabadas para siempre en la memoria. Patiño, veterano en el arte de la comedia y con su picardía intacta, vio la oportunidad perfecta para una broma.

En el set había unas muñecas de utilería, gigantes y pesadas, fabricadas con un material que parecía bronce. En un acto de fingida solemnidad, Hugo Patiño tomó una de esas muñecas y le dijo a Fabiola con voz seria: “Mira, esta muñeca es un regalo que acabo de recibir, es muy importante para mí. Por favor, cuídala mientras voy a hacer una diligencia”.

Fabiola, nueva en el grupo y sin sospechar esta jugada, aceptó con el respeto y la responsabilidad que creía merecía la situación. Tomó la muñeca entre sus brazos, que casi le doblaban las fuerzas, y se sentó a esperar.

Lea también: Cuatro vínculos que han caminado entre el amor y la amistad

El tiempo pasaba, el set se vaciaba, y La Gorda Fabiola seguía firme, abrazada a la pesada muñeca, mientras todos iban y venían, almorzaban, conversaban, pero nadie le decía nada. La escena se prolongó por horas, mientras ella seguía creyendo que la muñeca era el valioso tesoro de Hugo Patiño.

“Yo no podía moverme con esa muñeca tan pesada, y todos se iban a almorzar, pasaban por mi lado y no me decían nada. Yo, ciudadana, cuidando la muñeca como si fuera oro”, recordó la humorista en una ocasión.

Finalmente, ya por la tarde, alguien del equipo se apiadó de ella y se acercó a decirle: “Ya, Fabiola, suficiente. Esa muñeca no es de Hugo, es una utilería de acá”. Las carcajadas no se hicieron esperar, y Fabiola, entre sorprendida y aliviada, entendió que había sido parte de una tradición no escrita en Sábados Felices: la broma de iniciación.

Hugo Patiño, con una sonrisa, no tardó en pedirle disculpas a su nueva compañera. “Era una broma, bienvenida al equipo”.