Aunque la economía colombiana creció un 1,7 % en el consolidado de 2024, este indicador estuvo por debajo de lo esperado en el mercado, especialmente de los pronósticos que fueron conocidos por entes como el Ministerio de Hacienda y el Banco de la República. De acuerdo con los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), este se convirtió en el quinto dato más bajo que se ha registrado en el siglo XXI.
Este resultado ha movido fibras en analistas, gremios y expertos del tema sobre lo que puede pasar con la economía del país este año, ya que otros temas macroeconómicos como el estancamiento en la tasa de interés y la inflación sopesan en ella. A esto se le suman retos de crecimiento y reactivación en actividades económicas que, hasta la fecha de hoy, no han levantado cabeza, como es el caso de la industria y la minería.
Pero igual, no todo es malo, ya que actividades como la agricultura, entretenimiento y administración pública pudieron crecer, y otras lograron pasar el año así fuera “raspando”, como el caso del comercio, las actividades inmobiliarias, financieras y construcción.
Hay mucha incertidumbre
Diferentes puntos de vista se han dado frente a lo que pasó y está pasando con la economía de Colombia. Según el ex ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, la cifra del Producto Interno Bruto (PIB) refleja la caída en la inversión. “La inversión está en los rines, la razón es que hay mucha incertidumbre, se cambian permanentemente las reglas de juego, y en ese contexto, los empresarios se quedan cruzados de brazos. Además, la estrategia estatizadora del Gobierno donde quiere poner en manos del Estado muchos sectores de la economía como la salud, la infraestructura, los servicios públicos, pues al final da malos resultados, porque el Estado no hace y el sector privado tampoco”.
Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), precisó que estas cifras no son una casualidad, sino el reflejo de una serie de decisiones y condiciones que están asfixiando la actividad minera formal en el país.
“La falta de control territorial ha permitido el avance de la ilegalidad, mientras que el entorno fiscal y regulatorio se ha convertido en un obstáculo para la inversión y el desarrollo de nuevos proyectos. A esto se suman más cargas fiscales impuestas por el Gobierno, que agravan aún más la situación. Menos inversión en minería significa menos empleo, menos competitividad, menos aportes y un freno al crecimiento económico del país. Colombia no puede darse el lujo de seguir cerrando puertas a un sector que ha sido clave para su desarrollo”, puntualizó Nariño.
Por su parte, la Federación Nacional de Industriales de la Madera, (Fedemaderas), ha dicho que el resultado de 1,7 % del crecimiento económico del país en 2024, no solo es insuficiente ante los retos sociales del país, sino que en su interior revela constantes decrecimientos de importantes renglones claves para la descarbonización y la lucha contra la deforestación, que parecieran poco relevantes dentro de las políticas públicas.
Los desafíos
De acuerdo con Henry Amorocho, profesor de Hacienda Pública de la Universidad del Rosario, este será un año en el cual el mundo experimentará una reactivación económica, y esto lo puede aprovechar Colombia para mejorar la gestión pública.
Sin embargo, aclaró que más allá que todo esto se puede dar, lo que preocupa realmente es la dinámica de la tasa de interés y el comportamiento de la inflación.
Mauricio Cárdenas recalcó que lo que se debe hacer es “empoderar al sector privado, que saque adelante todo los proyectos que tiene en este momento engavetados, con el objetivo de que el PIB retome la senda de crecimiento”. “Se deben prender los motores de la economía, y es justamente el sector privado quien lo puede llevar a cabo”.