A nivel económico, la vida le cambió para bien a Ezequiel Bolaño, un hombre que tiene un punto informal de venta de chuzos en los alrededores de la Ventana al Mundo de la empresa Tecnoglass en Barranquilla. Bolaño le contó a EL HERALDO que desde que se inauguró este monumento, que ahora es visitado en gran proporción por los turistas, le ha ido muy bien en su negocio, al punto de decir que prácticamente le cambió la vida.
“Me ha beneficiado en gran manera gracias a Dios no solamente a mí, sino también a los vendedores de agua, de réplicas de esta ventana, al transporte, y le ha dado una vida enorme al sector. Puedo decir que gracias a este punto y la acogida que ha tenido a mí me ha ido bien. Me ha servido para darles educación a mis hijos y tener bien mi hogar. Ahora estoy con la mente de comprarles la ropa a mis hijos de Navidad para que tengan su estreno en diciembre”, cuenta Ezequiel Bolaño, quien afirmó que en un fin de semana se puede estar ganando entre $400 mil y $500 mil en ventas de chuzos.
También señaló que el mismo director Operativo de Tecnoglass, Christian Daes, los ha apoyado en el sentido que se queden por la zona vendiendo sus productos, lo cual es sinónimo de alegría para todos los vendedores informales de la zona.
“Él nos dice que nos quedemos aquí vendiendo, porque como este es un sitio turístico, siempre la gente viene a comer, y él nos ha apoyado, de paso nos dio camisetas hace dos años, es una excelente persona”, manifestó.
A su vez, Crissantony Mendoza, un joven vendedor de juguetes, especializado en pistolas de agua, burbujas y similares, nos contó que viene constantemente a la Ventana al Mundo a trabajar con su señora madre desde hace cinco años.
“Vendo espaditas, arañas, muñequitos con luz, burbujas, pistolas de agua, y me sirve mucho no solo para mi economía y mis gastos, sino también para ayudar a mi mamá, entre ambos nos ayudamos. No te puedo decir lo que nos hacemos en materia de dinero un día promedio o fin de semana, pero nos va bien. Este es un punto agradable para toda la familia, y eso nos impulsa muchísimo en nuestro negocio”, afirmó el joven Crissantony Mendoza.
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El lugar también le cambió la vida en su economía a Iveth Medina Martínez, o mejor conocida en el sitio como “la abuela de la ventana”. Ella confesó que este punto turístico de la capital del Atlántico le ha beneficiado muchísimo, ya que le genera vida a la zona y mejora la calidad de la misma.
“Antes de que este monumento existiera no había nada, hablo por la zona, no había dónde pasear, dónde trabajar. Apenas inauguraron este monumento se ha incrementado el turismo, porque vienen de todos los países, y para mí se ha convertido en una enorme bendición. Yo dejé de trabajar en los pueblos, dormir en las plazas, y ahora mismo me dedico a la venta de ventanas en miniatura, llaveros, imanes y también vendo agua y gaseosa. Semanalmente me puedo hacer como $1 millón. Todos mi compañeros aquí han progresado porque muchos de ellos han venido desde Venezuela, no tenían nada, y ahora mismo todo el mundo tiene sus cositas, he ayudado a mis hijos”, dijo con orgullo Iveth Medina.
En ese sentido, añadió que los comentarios de los turistas por este espacio han sido positivos, y aprovechó para contarnos una anécdota que aconteció en el monumento.
“Aquí a Barranquilla llegó un turista, no sé de qué país era, pero quería conocer este monumento antes de morirse. El turista apenas llegó aquí abrazó la ventana, y dijo que ya podía morir en paz porque cumplió ese sueño, y lo mismo pasa con las personas que visitan no solamente la Ventana al Mundo, sino también la aleta del tiburón y el monumento del faro en Puerto Colombia. Eso nos favorece muchísimo porque la gente siempre quiere llevarse recuerdos del lugar a sus ciudades o países de origen”, destacó.
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Estos testimonios son algunos de los que dan muestra de la importancia que han tenido los monumentos construidos por la compañía barranquillera Tecnoglass, como es el caso de la Ventana al Mundo (inaugurado en 2018), la Ventana de Campeones, o mejor conocido como “La aleta del tiburón” (inaugurada en 2021), y la Ventana de Sueños en Puerto Colombia, inaugurada en diciembre del año pasado.
La realidad es que más allá de que es una actividad comercial completamente informal se ha visto beneficiada en gran manera, puesto que el nivel de atracción turística que tienen estos tres espacios ha sido clave para fomentar la economía de muchos hogares barranquilleros y atlanticenses. Y lo mejor, cuentan con el apoyo de la empresa barranquillera para que puedan realizar sus actividades de manera normal.
En la fotografía
Enrique Rico es oriundo de Venezuela y lleva dos años laborando de manera informal en la Ventana al Mundo, y afirmó que es un trabajo arduo desde que comienza hasta que finaliza el día. “Todos los días vengo a trabajar arduamente. Vengo constantemente ya que vivo en el municipio de Polonuevo, Atlántico, tengo que mantener a mis tres hijos, y mi objetivo es ofrecer no solamente mis conocimientos como fotógrafo, sino también lo relacionado con las artesanías e hidratación (agua, gaseosas entre otras bebidas)”.
Confesó que el solo estar en este espacio turístico de los barranquilleros y vender sus productos y servicios lo ha favorecido en un 100 %.
“La venta de artesanías genera un dividendo bastante bueno y amplio para poder subsistir. De paso aprovecho para tomarles fotos a los turistas en diferentes ángulos con sus propios celulares. Me la rebusco siempre”, detalló Enrique Rico.
Por su parte, Andrés Zárraga, representante del grupo de fotógrafos y vendedores de artesanías de la Ventana de Campeones, le dijo a este medio que esa zona cuenta con 58 trabajadores informales, de los cuales 20 son fotógrafos.
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“Cuando llegamos acá, la fotografía y la venta de cosas era algo que no sabíamos hacer, hemos aprendido a tratar con las personas, a saber cómo guiar y coordinar a los turistas que llegan y no saben dónde están, y de esta manera les contamos la historia del lugar y lo que representa la aleta del tiburón para la ciudad, que es un homenaje a nuestro equipo de fútbol Junior, y hemos aprendido lo que es la fotografía. Hay muchos aquí que son jóvenes que se encuentran estudiando todavía, y han adoptado ese don de la fotografía”, resaltó.
A su vez, José Alberto Yanez, un ciudadano venezolano que llegó hace varios años a Colombia, y que ha permanecido con su negocio de fotografía y venta de réplicas de la Ventana de Sueños en Puerto Colombia, afirmó que ha sido una oportunidad para el no solamente en materia económica, sino también de conocimiento, porque al practicar la fotografía, siente que la puede ir fortaleciendo cada vez más.
“Empecé trabajando en la Ventana de Campeones, y previo a eso tenía muchísimos problemas económicos, nos costaba mucho, soy venezolano, cuando llegué a Colombia, no me lograba adaptar a un trabajo estable o digno. Mis condiciones en Venezuela eran otras, ya que tenía mi profesión por así decirlo, y aquí no pude, entonces me desempeñaba en la calle trabajando en los semáforos limpiando vidrios, vendiendo agua. Se me presentó la oportunidad de trabajar en la Ventana de Campeones, y fue magnífico, y ahora me encuentro aquí en la Ventana de Sueños. En lo personal me cambió porque tuve un ingreso mayor, mejoró mi calidad de vida, puedo darles una mejor educación a mis hijas. Me profesionalicé en este tema de la fotografía, que entre otras no tenía ni la más mínima idea, ahora eso me genera un ingreso. Sin duda estos monumentos le han aportado grandemente a mi vida”, socializó Yanez.
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Las voces de los turistas
Quienes han resaltado la labor de esta economía informal, comprándoles y siendo agradecidos con la atención prestada, han sido los turistas tanto nacionales como extranjeros, quienes se llevan un gran recuerdo, desde la calidez humana hasta lo que genera Barranquilla y Atlántico en turismo de recreación.
Paula Avilez es una turista costarricense que se sintió complacida por todo lo que han venido haciendo los vendedores de estas zonas, y planea regresar a la ciudad en otra oportunidad.
“Me encanta Barranquilla, me encantan estos lugares como la Ventana al Mundo, lleno de color, pero lo que más me encanta es el calor y el amor de la gente para hacer de cada puesto que tienen el mejor. Adicionalmente, nos tomaron unas fotos muy lindas, y no nos cobraron nada por ellas, y estamos muy agradecidos. Es la primera vez que estoy aquí en Barranquilla, vine a visitar a un compañero de trabajo y a su esposa, y la verdad es que tengo que volver, porque hay muchas cosas que me faltan por visitar y por descubrir de este hermoso lugar”, manifestó.
Entre tanto, Guillermo Santanilla, turista bogotano que visitó la Ventana de Sueños, recalcó que le gustó mucho la venta de souvenirs, ya que forma parte del recuerdo que se puede llevar cada turista para sus lugares de origen. “Me parece muy interesante todo lo que realizan, me imagino que tiene su gran mercado, y la expectativa es que sea con un buen precio, que el vendedor gane y que el turista se sienta alegre”.
Sin duda, estos monumentos se han convertido en un jalonador por excelencia de la economía informal de Barranquilla y el departamento del Atlántico.
El aporte de la compañía a estas actividades económicas
Tecnoglass le dijo a EL HERALDO que la construcción de estos monumentos ha impulsado una transformación significativa en las comunidades de Las Flores, La Playa, Puerto Colombia, entre otras.
Agregaron que estos espacios se han convertido en puntos de encuentro que no solo atraen a miles de visitantes, sino que también impulsan nuevas dinámicas económicas.
“Alrededor de cada uno de los monumentos, la economía local ha crecido con actividades como restaurantes, puestos de venta de alimentos, souvenirs, juegos, y servicios de fotografía, que generan ingresos para cientos de familias locales. Estas acciones no solo refuerzan el tejido social, sino que también brindan oportunidades a quienes buscan mejorar su calidad de vida a través de estos emprendimientos”, dijo la compañía Tecnoglass.
Aunque no tienen cifras al respecto, afirmaron que el objetivo es apoyar a las comunidades que la rodean, lo que les ha permitido ser testigos del impacto de estos espacios en el impulso de la economía local, la creación de nuevas oportunidades y la mejora de la calidad de vida.