La Organización Internacional para la Migración (OIM) estimó que para junio del 2018 habrían migrado 2,3 millones de venezolanos, de los cuales el 40% reside en Colombia. Atender la situación demanda incrementar los gastos fiscales, por lo que el Comité Consultivo de la Regla Fiscal (Ccrf) tomó la decisión de incrementar el margen de déficit para el 2019, que pasa de 2,2% a 2,7% del PIB y para 2020 de 1,9% a 2,3%.
El Banco Mundial estima que la migración en el corto plazo puede acarrear implicaciones negativas en el mercado laboral, principalmente por el aumento de la oferta de mano de obra. Por otro lado, la entidad considera que en el mediano plazo la migración conllevará diversos beneficios económicos para nuestro país, los cuales serán palpables en la medida que se apliquen a tiempo políticas de normalización e integración de la población migrante a la actividad productiva.
Aunque el comité ha dado un mayor margen de maniobra al Gobierno al relajar la regla fiscal, también es cierto que la trayectoria de déficit fiscal establecida para los próximos años, obliga al ejecutivo a caminar por una senda decreciente del déficit que llega al 1% del PIB, meta de largo plazo, en el año 2024 y no en el 2026 como lo planteaba el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2018.
Para el presente año la medida se traduce en recursos del orden de los $5 billones que permitirán al Gobierno solventar de mejor manera las presiones que genera la migración venezolana al país.
Disponer de recursos adicionales le permitirá al Gobierno, por ejemplo, no tener que recortar recursos destinados a otros frentes como inversión en infraestructura, provisión de bienes públicos, subsidios, o gastos de funcionamiento.
Sobre las posibles repercusiones de implementar una política fiscal que implique el aumento del gasto del Gobierno, el exministro de Hacienda Mauricio Cárdenas considera que una de las posibles consecuencias es la pérdida de confianza en la economía nacional, principalmente por las entidades calificadoras de riesgo.
'Si fuéramos un país con una calificación de riesgo crediticio más alta, quizá nos pudiéramos dar el lujo de tener un poco más de déficit fiscal. Si uno toma la foto de la economía colombiana hoy y se la traslada a un país que tiene una calificación AAA, ese país podría considerar tener un poco más de déficit fiscal. Pero en nuestro caso, no lo podemos hacer porque no tenemos esa calificación AAA, entonces todavía nos cuesta seguir construyendo esa calificación y eso nos obliga a tener una política fiscal un poco más anticíclica de la que debería ser', señala Cárdenas.