China impuso ayer nuevos aranceles a 128 productos estadounidenses de un valor de 3.000 millones de dólares, en respuesta a las tasas instauradas por Washington sobre las importaciones de acero y aluminio, según la agencia de noticias oficial Xinhua.
Pekín ya había avisado el mes pasado de su intención de aplicar esos aranceles, incrementando así el miedo a una guerra comercial entre los dos gigantes económicos mundiales.
El presidente Donald Trump había firmado el 23 de marzo en la Casa Blanca una resolución que orienta a su representante de comercio a elaborar en 15 días una lista de productos chinos cuya importación a Estados Unidos pasará a ser objeto de pesados aranceles.
Washington alegó que empresas estadounidenses son forzadas a repasar tecnología, patentes y propiedad intelectual para operar en China, y ello constituye 'competencia desleal' que motiva la adopción de medidas comerciales.
Poco antes de que Trump firmara el decreto, uno de sus asesores, Everett Eissenstat, había mencionado que los aranceles abarcarían importaciones por unos 50.000 millones de dólares, aunque Trump posteriormente elevó esa previsión.
China en aquel momento replicó rápidamente con una nota de su embajada en Washington en la que aseguró que no desea una guerra comercial pero alertó que 'no temería ni retrocedería' ante ese escenario.
'Si se inicia una guerra comercial, China luchará hasta el fin para defender sus intereses legítimos con todas las medidas necesarias', advirtió el gobierno chino.