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El mundo de soplar y hacer botellas, no existe en el fútbol. Como todo proceso humano, los buenos resultados son propios de planificar, montar y trabajar. No hay otra manera de construir cosas nuevas o mejorar las que ya existían.

No hay magia en el fútbol. Hay trabajo y transferencia del conocimiento de un técnico a un grupo de jugadores heterogéneo.

Cuando un técnico llega de “bombero”, a apagar el fuego de una campaña que no termina de arrancar, su trabajo es más difícil que cuando llega desde el comienzo de temporada a montar un equipo bajo sus propios conceptos de cómo jugar al fútbol, según su idea de táctica y estrategia, y la preparación física y sicológica de la cual hablamos muy poco.

Para tocar el tema del Junior de Barranquilla, creer que ido Reyes y llegado Farías el panorama de fútbol y rendimiento cambiaría, como por arte de magia, no es del todo real.

Hace mucho tiempo vengo insistiendo en el nivel de jugadores en el equipo barranquillero. Y mientras no se solucione ese tema álgido, es poco probable que se avance mucho en la recuperación de ser el equipo grande que Junior es.

Ni Fuad Char que contrata jugadores, ni Farías que los entrena, ni usted que paga una boleta, ni el periodismo que apuesta por una recuperación del equipo podrán hacer más sin que el rendimiento de los jugadores no sea superlativo.

Algún día un técnico me dijo que para salir de la crisis en un equipo que el portero evite goles, que los zagueros defiendan con eficiencia, que los volantes generen el fútbol y que los delanteros metan goles. Algo simple como eso para explicarlo de manera prosaica.

Farías se queda en la raya después de los entrenamientos previos a un partido, después son los jugadores, dentro del terreno de juego, los que atacan, defienden, evitan goles o los hacen. Ni Farías, ni Reyes, ni ningún técnico, tapa pénales, hace goles, o los evita.

Si para muchos fue bueno el cambio de técnico, la única manera de cooperar es con la paciencia del santo Job, esperando que el rendimiento de los jugadores mejore. No hay de otra.

Por tanto, “vamo a calmarno”, como dice Squirtle de los Pokémon en los memes…