En el fútbol, los árbitros tienen en sus bolsillos dos armas muy conocidas: la tarjeta amarilla y la roja. La primera advierte una conducta indebida; la segunda, expulsa al infractor. Durante décadas, estas cartulinas han simbolizado disciplina, autoridad y control dentro del terreno de juego.
Sin embargo, además de sancionar, el fútbol también busca promover el respeto, la honestidad y el compañerismo. En ese camino surgió una innovación poco común: una tarjeta que no castiga, sino que premia.
Se trata de la tarjeta verde, una distinción que ha comenzado a circular en torneos juveniles, universitarios y ligas menores desde 2016. Su propósito es sencillo: reconocer los gestos de fair play, como admitir una falta, ayudar a un rival lesionado o respetar una decisión arbitral, incluso en medio de la presión competitiva.
¿De dónde surgió la tarjeta verde?
La tarjeta verde fue usada por primera vez en la Serie B de Italia en 2016, cuando el jugador Cristian Galano, del Vicenza, reconoció que un balón debía ser saque de meta y no córner a favor de su equipo. Por ese gesto de honestidad, el árbitro le mostró la nueva tarjeta, convirtiéndolo en el primer futbolista en recibirla oficialmente.
Un año más tarde, la Asociación Europea de Deportes Universitarios (EUSA) adoptó el sistema en un campeonato realizado en Oporto, Portugal. Durante las finales masculina y femenina, los árbitros exhibieron la tarjeta verde a quienes demostraron un comportamiento ejemplar en la cancha.
El concepto también llegó a Sudamérica. En 2018, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) implementó la tarjeta verde en categorías infantiles y juveniles. El objetivo era claro: educar a los más jóvenes en valores deportivos y motivar a los futbolistas a destacarse no solo por su técnica, sino también por su actitud dentro del campo.
En Japón, el reconocimiento se ha utilizado en divisiones sub-12 como parte de un plan pedagógico para enseñar desde la infancia que el fútbol no solo es competencia, sino también respeto y solidaridad.
¿Cómo funciona la tarjeta verde?
Aunque su aplicación depende de cada torneo, la tarjeta verde tiene algunos lineamientos comunes:
- No sanciona ni expulsa: es únicamente un símbolo de reconocimiento.
- Se entrega por gestos extraordinarios de fair play, no por conductas esperadas.
- Puede mostrarse a jugadores, técnicos o delegados que tengan una actitud ejemplar.
- Algunas ligas llevan un registro para otorgar premios al final de la temporada al club más deportivo.
En competiciones como las organizadas por CONIFA (Confederación de Asociaciones Independientes de Fútbol), la tarjeta verde ha tenido un significado diferente: obliga al jugador a abandonar el campo, aunque puede ser reemplazado si el equipo aún tiene cambios. Allí funciona como una sanción intermedia entre la amarilla y la roja.
¿Podrá llegar al fútbol profesional?
Pese a su expansión en ligas menores y torneos universitarios, la tarjeta verde aún no forma parte de las reglas oficiales del fútbol reconocidas por la IFAB ni la FIFA. Sin embargo, ha tenido buena acogida en escenarios educativos y formativos, donde se considera una herramienta eficaz para reforzar valores y promover una cultura de respeto dentro del deporte.
Su llegada al fútbol profesional dependerá de la aceptación de organismos internacionales, clubes y árbitros, pero el concepto ya abrió un debate interesante: en un deporte que suele estar marcado por sanciones y disciplina, ¿también hay lugar para premiar la honestidad y la nobleza?