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Lamentablemente no todo se queda en una cancha de fútbol. La disputa del balón y de un título se puede transformar en irracionalidad y violencia. La conquista de la estrella 16 de Millonarios al superar al Atlético Nacional en definición por tiros desde el punto penal tuvo una cara triste y reprochable.

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No todo fue felicidad. La gloria deportiva también trajo sangre, destrozos y caos en algunos sectores de Bogotá en los que hinchas de ambos bandos se enfrentaron en medio de los festejos azules.

El licor y el fanatismo desbordado derivó en batallas campales con piedras, machetes, puñales y otras armas cortopunzantes, que obligaron la intervención de la Policía.