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Así como el Mundial de Qatar generó preocupación por violaciones a los derechos humanos, el de 1978 'no fue un hecho neutral' para Argentina, porque, pese a su valor propagandístico para la dictadura (1976-1983), comenzó a generar una grieta en la Junta Militar y visibilizó las denuncias que convirtieron a las Madres de Plaza de Mayo en símbolo.

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Así se desprende de la lectura que hicieron de 27 documentos desclasificados de agencias gubernamentales de Estados Unidos las organizaciones Abuelas de Plaza de Mayo, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y Memoria Abierta.

El Mundial que consagró campeón a la Albiceleste por primera vez en su historia, el 25 de junio de 1978 en el estadio de River Plate, no 'pasó como un evento más en estos años', explica a EFE el coordinador del área Investigación del CELS, Federico Ghelfi.

Lo primero que impacta de manera 'muy fuerte' es 'el valor estratégico' que tuvo el campeonato para la lógica de poder de la Junta Militar que convivía con 'otras grandes preocupaciones a nivel económico', dice Ghelfi, en tanto 'empieza a convertirse en una plataforma para el propio activismo, para tener un espacio más para denunciar los crímenes y mover un poco esas denuncias a nivel regional, internacional', sobre todo a partir de 1979.