Compartir:

El niño de 12 años, de dientes incisivos sobresalientes, gafas oscuras y dorsal 28 bajó de su bicicleta negra de aluminio llorando sin consuelo porque no ganó la final del keirin, en el velódromo de Cali. En su primer campeonato nacional, de clubes, llegó en el cuarto lugar entre seis corredores. Ricardo Moreno, el entrenador, estaba impresionado por la valentía y los caminos que tomó su ciclista más pequeño para disputar la final.

Uniformado con casco rojiblanco, el niño compitió en una prueba para adolescentes, tres años mayores que él, y con los antioqueños y bogotanos, de 15 años de edad, como favoritos.

'Qué nervios de acero, qué frialdad para competir. Le faltó experiencia', analizó Moreno.

'No quería perder. No quería perder. No quería perder', repetía entre sollozos, el 12 de abril de 2018.

Cuatro años después, aquel niño llegó a su primer Mundial Juvenil de ciclismo en pista en Tel Aviv, Israel. Se llama Francisco Jaramillo (Barranquilla 2005) y logró una medalla de plata en keirin.

El italiano Mattia Predomo ganó el oro en una carrera que Ricardo Moreno vio desde Barranquilla, en el amanecer del pasado 24 de agosto. Un día de emociones, que trajo esas imágenes del niño que lloró en Cali. En Tel Aviv Ricardo Moreno vio esa velocidad innata, una alta frecuencia de pedaleo, tomando decisiones entre un túnel de ciclistas para ir detrás de Predomo.

'Desde su debut en prejuvenil, siendo un infantil, mostró que tenía capacidad. Aunque le faltara experiencia, demostró que es muy táctico, controlando todos los detalles. En Israel decidió meterse entre un espacio de corredores muy reducido. Se ha caracterizado por tomar decisiones, en automático, en el camino'.