Ocho mujeres, entre ellas una española y una argentina, son las elegidas para derribar, a base de golpes, el veto a las peleas femeninas que desde hace 77 años mantiene el estadio de Rajadamnern, venerado como un templo del Muay Thai.
Este viernes, por primera vez en la historia de este mítico recinto deportivo de Bangkok, las tailandesas Aida Looksaikongdin y Sit Chor, la iraní Zahra y la argentina Milagros Andrea López romperán el tabú al entrar al cuadrilátero a pelear.
'Abrir una puerta de un lugar donde pensabas que nunca ibas a pelear es algo histórico. Estamos abriendo el camino a una nueva era en este deporte', asegura a Efe con tono de emoción la española Desireé Rovira, que debutará el día 12 en este recinto contra la local Somratsame.
Ese día también combatirán la tailandesa Petchnamnung y la turca Zehra Dogan, quienes completan el novedoso campeonato RWS donde las luchadoras -divididas en dos grupos- pelearán al menos en tres ocasiones, mientras que las dos primeras por puntuación de cada grupo pasarán a las semifinales.
Desde su fundación, en 1945, el cuadrilátero del Rajadamnern, el decano de los estadios de boxeo tailandés, ha sido terreno vedado para las mujeres, que por diversas supersticiones no se les permitía ni siquiera tocar la lona para, entre otras creencias, no perturbar a los espíritus que protegen el ring.
Un pensamiento animista que se ha ido gradualmente matizando con el paso de los años y la profesionalización de este deporte, donde la mujer se abre paso contra los pensamientos conservadores con puños, patadas, codazos y rodillazos -los golpes permitidos en este deporte de contacto.
La española, de 35 años y natural de Cádiz, reconoce que son 'tradiciones a respetar en su país y su deporte nacional' y que llegó a asumir 'que nunca iba a pelear donde lo hicieron los más grandes del Muay Thai', al acompañar a otros luchadores al estadio.
'La mujer está tomando un espacio más importante' en el Muay Thai, apunta la boxeadora, que entrena en el gimnasio 7MuayThai de la provincia de Rayong y está patrocinada por la marca española de ropa de Muay Thai Hualaan.
Las ocho contendientes, que optan a un premio de 1 millón de baht (28.050 dólares o 27.410 euros) de alzarse con el campeonato, participaron el 9 de julio en una ceremonia, con velas, incienso y ofrendas florales, para pedir a la deidad que protege el cuadrilátero que permita los combates entre mujeres.
EVOLUCIÓN SOCIAL E INTERNACIONALIZACIÓN DEL MUAY THAI
La popularidad internacional del Muay Thai se encuentra en auge; y mientras en otros países las mujeres pueden pelear sin restricciones, en Tailandia el proceso de apertura ha sido más lento.
'La sociedad ha cambiado, así como el papel de la mujer. Las mujeres son competentes en todos los sectores, también en el deporte y en el boxeo. No estamos desafiando (las creencias), sino que estamos evolucionando de acuerdo con el contexto de la sociedad actual', apunta a Efe Tienchai Pisitwuthinant, el director del grupo promotor Global Sport Ventures.
Si bien otro estadios con menos nombre permiten desde hace años las peleas de féminas, el mítico Rajadamnern se ha resistido a acometer el cambio.
Otro de los recintos más emblemáticos, como el estadio Lumpini, también en Bangkok, celebra desde el año pasado veladas de combates femeninos.
La expansión mundial del Muay Thai, los cambios derivados por la pandemia de la covid-19 y el evidente esfuerzo de las luchadoras han logrado que los organizadores y promotores de este deporte reconozcan el trabajo constante de las mujeres, que ya llegan en ocasiones a protagonizar el combate principal de veladas.
A pesar de que se les permita entrar en el cuadrilátero y competir, aún sobreviven otras polémicas tradiciones como requerir que las mujeres entren al ring a ras de lona, en lugar de saltar por encima de las cuerdas superiores como hacen los hombres.