No creyó el Villarreal en poder obrar el milagro de nuevo. Como si la magia se hubiera agotado ante Juventus y Bayern y como si al ver la final tan cerca el vértigo le llevara a renunciar a ser él mismo. El Villarreal se encerró en Anfield y no aguantó. Dos torpedos, uno en propia puerta de Estupiñán y otro de Sadio Mané, dejaron tambaleándose al conjunto español y apelan al milagro en la vuelta.
El colombiano Luis Díaz fue titular, jugó 80 minutos y fue de los más desequilibrantes de su equipo. El extremo se quedó cerca de anotar ante los españoles.
El plan del Villarreal fue claro y no pretendió engañar a nadie: aguantar. Resistir lo que dieran las piernas, la suerte y la precisión del Liverpool. Unai Emery dispuso al equipo para meterse atrás y esperar algún golpe de fortuna arriba. Pero el Liverpool se comió en intensidad y contundencia a los amarillos, que no eran capaces ni de ganar un duelo y que vieron cómo toda la primera parte -y la mayoría del partido- se jugó cerca de su área.